The Horrors @ Teatro Cariola
Lunes 04 de mayo 2015
Fotos: Rodrigo Ferrari

Al lado de sus hermanos menores – el hip-hop, la electrónica y el pop -, el rock parece estar dando golpes de ciego con cada nueva banda que aparece. Y aunque parezca un discurso masticado una y otra vez, quedan varias dudas de si el rock puede volver a ser algo excitante y peligroso o bien, si es que está definitivamente muerto. Como testigos de esto, el show de The Horrors (y el de sus teloneros, Vectores y The Holydrug Couple) plantea algunas preguntas, y entrega algunas respuestas.

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Si tomamos en cuenta el caso de los jovencísimos Vectores, el estado actual del rock sólo se puede resumir como el de un cadáver sepultado a siete metros bajo tierra. Su irrelevante presentación fue más acorde a una kermesse escolar que al escenario del Teatro Cariola y sus méritos artísticos no eran escasos, sino inexistentes.

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Tras la presentación de The Holydrug Couple (THC) las dudas, aunque aún presentes, se tornaron un poco más difusas. Tal como venían avisando en los adelantos de su próximo disco Moonlust (Sacred Bone Records, 2015), el acercarse al formato canción les ha sentado más que bien. En lo poco que mostraron de este nuevo sonido, brillaron con luces propias. No así cuando volvían a sus insulsas jams sicodélicas, en donde parecían alargar innecesariamente los acordes, perdiendo contundencia y consistencia. Hay que seguirles el paso, y ver cómo siguen evolucionado (para saber si el rock, al menos desde su esquina, tiene algo más que decir).

No deja de ser positivo que The Horrors dejaran atrás cualquier guiño a su primer disco (Strange house, 2007), para enfocarse en lo que han venido haciendo en los últimos años: una mezcla inteligente y arriesgada de post-punk, shoegaze y krautrock. Pero no es solo eso. En vivo, son intensos como pocos.

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Si Badwan logra canalizar a través de su voz a entidades tan distintas como lo son Ian McCulloh y Robert Smith, el resto de la banda no se queda atrás. Sea en la sección rítmica (desde los múltiples matices motorik del baterista o las pulsaciones retumbantes del bajista) o en la creación melódica y atmosférica del tándem guitarra-sintetizadores, todo en The Horrors impresiona: muchas veces, parecía que el Teatro Cariola iba a colapsar bajo su propio peso, no por la fuerza de su sonido, sino por la tensión que el quinteto crea sobre el escenario.

Menos predecibles que muchos de sus pares, The Horrors han entendido que la única manera de mantener vivo al rock, es entregando el alma y el cuerpo en sus shows en vivo. Al menos por un tiempo más, y de la mano de ellos, el rock parece estar vivo. Quizás hasta cuándo, pero sigue vivo.

Revisa todas las fotos del show de The Horrors, aquí.