Aunque suene contradictorio, no es fácil mantenerse como una de las bandas top en el mainstream indie. Principalmente porque conservar encendida la chispa de rebeldía y potencia que destilan la mayoría de sus discos es empresa no menor para una banda que el próximo año cumplirá ¡30 años de carrera!, y con dos de sus miembros (Ira Kaplan y Georgia Hubley) que ya han pasado la cincuentena.

Quizás esta sea otra razón para entender el por qué dividir el show en DOS momentos; acústico el primero, eléctrico el segundo. ¿Necesidad de reservar fuerzas o una simple manera de hacer algo distinto luego de tantas y tantas giras a través de los años?

La primera parte es tan íntima, que daba la impresión que si uno hablaba en alto iba a tapar la susurrante voz de Georgia que emanaba de los altavoces. Como era de suponer, Fade fue el centro de esta presentación. Y como bien lo demuestra la tapa del nuevo LP, Yo La tengo está más verde y espiritual que nunca, cosa que muestran en los tres árboles de utilería que decoran el escenario. “Ohm” y “Two trains” dan la partida, para seguir con una perla: “One PM again”, de I can hear my heart beating as one (1997), que empalma de manera perfecta con las anteriores canciones y hace aún más devoto el silencio absoluto que hay en el Ritz. Igual cosa vale para “Season of the shark”. “Cornelia and Jane”, “The point of it” y “I’ll be around” devuelven el setlist a Fade. La parte acústica termina con “Big day coming” en versión calmadísima. En este punto, Kaplan anuncia que habrá un intermedio de 10 minutos (que finalmente son 20), para volver al momento eléctrico.

“Stupid things” abre la segunda parte y nos muestra al Yo La Tengo más desbordado, especialmente Ira Kaplan, que poco a poco va agarrando ritmo para encajar descargas sonoras desde sus innúmerables guitarras. Cambios de instrumentos por doquier -que desafían la lógica de especialización en instrumentos tradicional- para dar más preponderancia al timbre que al virtuosismo, y a cierta noción de igualdad entre los integrantes. “Moby octopad”, canción notable perdida en el vasto catálogo de los estadounidenses, suena inmensa; “Autumn sweater”, una que esperábamos con ansias, “Let’s save Tony Orlando’s house” y la preciosa voz de Hubley que no se gasta. Con “Before we run” y “Nothing to hide” ya enfilamos al final del concierto y con ello la entrega aumenta desde y hacia el escenario. Kaplan hace de las suyas con la guitarra en las anteriores, pero especialmente en “I heard you looking”, la cual dura una eternidad.

La impresión de querer guardar fuerzas era falsa: en total terminaron tocando casi ¡tres horas! Por esta y muchas otras razones, larga vida a Yo La Tengo, testimonio vivo de coherencia musical total.

Fotos: Claudio Salas.

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