“Hay violines, mira. Esto va a estar a otro nivel”, dice un asistente al mirar hacia el escenario. “A otra era”, se corrigió. Los ritmos de Valesuchi nos dan el ambiente perfecto, fomentando la euforia, el espíritu celebratorio junto con el ansia de que comenzara el concierto en el Teatro Caupolicán. Entonces, unos minutos después de las 7 PM, cuando todos esperábamos la fiesta, se apagan las luces y Javiera Mena, muy concentrada, se sienta en el piano para los acordes de “Está en tus manos”. Los gritos se opacan y solo hay silencio hasta que empezamos a corear, el primero de los temas escogidos de Esquemas juveniles, el primer hito en su carrera y la excusa para este concierto. Si en el futuro hubiese una biopic de Javiera, ésta debiera ser la partida potente, antes de comenzar a contar su historia.

Nos conduce hacia una nostalgia del año 2006, en esos días en que por fin sacó aquel extraordinario disco, que parece no tener fecha ni precedentes. También nos hace recordar el puntapié de todo un renacimiento de pop bien hecho y altamente reconocido en el mundo hispanohablante. Pasan por la cabeza músicos que la han citado sin esconderlo como Dënver, Fakuta y más recientemente Marineros, y han tomado esa posta del pop hecho en Chile. Ver en este concierto a Javiera Mena es volver al origen y al pilar central de todo, donde ella se desenvuelve con maestría y deslumbrante talento.

Jaiera Mena @ Caupolican 59

Pero esto no es sólo nostalgia, sino también festejo. Las canciones han crecido y llevan excelentes nuevos arreglos. “Cámara lenta”, por ejemplo, lleva como instrumentos de cuerdas junto a la voz potente y segura de la que es dueña hoy Javiera Mena. Todo eso les da a los temas un nuevo aire, que tiene más que ver con su madurez artística, y que como fans nos infla el pecho.

Teniendo el absoluto control de todo, en la parte más alta del escenario se ubica la cantante con sus sintes, donde programa las mejores melodías bailables que nos hemos aprendido en los últimos años. La seriedad se va yendo, el nerviosismo -que no afectó en nada en la primera parte de su presentación- desaparece por completo. Sonriente, dice que ve caras nuevas en el público. Con una excelente versión más house de “Sufrir” se despliegan totalmente todos los elementos del show: bellas coreografías, trajes coloridos y femeninos en una danza lúdica, como para aprendérsela. Créditos, por supuesto, a la catalana Tuixén Benet, responsable de eso.

Jaiera Mena @ Caupolican 31

También hay espacio para invitados: “Al siguiente nivel” con Chini Ayarza de Chini & the Technicians, “El amanecer” con (Me llamo) Sebastián y, como era de esperar, “Sol de invierno” con Gepe, a quien, de solo presentarlo, por poco se le quiebra la voz. Otros momentos increíblemente emocionantes son “No te cuesta nada”, tal vez una de las mejores baladas que ha escrito Javiera Mena, o “Esquemas juveniles”, en la que deja que el público comience a cantar sin ella. También “Supapilapuso”, perteneciente a Primeras composiciones 2000-2003, una colección de los primeros demos de la artista que salió a fines del 2012. Ante tantos nuevos fans, tuvo que introducirla diciendo que había música antes de Esquemas juveniles, y la cantó acompañada sólo de unos riffs de guitarra de Manuela Reyes. Pero el éxtasis vino al cerrar el concierto con una joya que es “Luz de piedra de luna”. Un himno perfecto sobre noches inolvidables escrito con música perfecta.

No es exagerado afirmar que este concierto estuvo a un nivel internacional que ningún chileno ha demostrado antes. Javiera probó que, como siempre, va un paso más allá en todo: en sus soberbias y sensibles composiciones, en modelar y producir un show de primera línea, en un inigualable carisma y cercanía a pesar de ser la figura del pop más importante de Chile en los últimos 10 años.

Revisa todas las fotos acá

Jaiera Mena @ Caupolican 67