107 Faunos es una banda de La Plata; un sexteto de lo más colorido que acaba de editar su debut vía Discos Laptra, un sello que, de la mano de bandas como Él Mato a Un Policía Motorizado y Prietto Viaja Al Cosmos Con Mariano, viene marcando el pulso de las propuestas más atractivas de la escena independiente argentina.

Escuchando el disco, no nos cuesta imaginarnos qué posters adornaban los cuartos de estos chicos, qué bandas engalanaban sus discotecas y cuánta importancia tuvo para ellos el sello Matador en el período 1992-1999. Así es que en su debut homónimo, los encontramos encendiéndole velas a San Pavement y a la traducción que la banda de Stephen Malkmus hiciera de algunas deliciosas bandas neozelandesas, como The Chills y The Clean, principalmente. Y lo hacen con muchísimo gusto, resolviendo con facilidad un puñado de buenas ideas melódicas. Para ello no necesitan mucho tiempo. Al contrario, el minutaje exiguo de las canciones contribuye a reforzar su impacto y a potenciar esa resaca agradable que sólo se combate repitiéndolas una vez más.

Es un mérito de la banda el enfoque de producción elegido. No encontraremos aquí un sonido reluciente ni los acostumbrados trucos de producción que muchas veces sacan el jugo de ideas mediocres. No es necesario en este caso. Las canciones se sostienen de lo más bien recurriendo a una nutrida paleta de sonidos que enriquece la instrumentación básica con aportes de farfisa, trompeta, cítara y sintetizador. Sobre ese template, la producción abraza el lo fi y es completamente funcional a la dulce fragilidad del disco. Quizá no esté fuera de lugar esperar un mejor trabajo con las voces en futuras ediciones de 107 Faunos. Aquí y ahora y para estas canciones, esas entonaciones púberes extrañamente funcionan.

El proyecto de la banda parece resumirse en “Nenes de mamá”, un tema que nos remite al “Vienen bajando” de Él Mato a Un Policía Motorizado, una banda con la que comparten mucho más que un sello discográfico. Allí, la voz de locutor del entrenador de fútbol colombiano Pacho Maturana (!) anuncia: “somos nenes de mamá, con tiempo y locura; vamos a cumplir nuestro sueño y estamos dispuestos a todo”. Eso queda claro a lo largo de las lúdicas e impredecibles letras en las que se dan cita desde saurios, meteoros, auroras australes y un calamar gigante hasta una Pepsi en lata. Esa lírica tiene su correlato apropiado en los ingenuos dibujos que ilustran la edición, un arte de tapa que permite redondear el concepto.

En suma, un disco que saca del letargo a ese adolescente noventero que llevamos dentro y que en la melancolía esperanzada que transmite, nos trae fragmentos de casetes grabados, veranos vividos y, por qué no, de gaseosas en lata tomadas en el cordón de una vereda en una tarde soleada.