Los años de espera pasaron rápido, sin prisas, lo que sería el cuarto album de Wilco (sin contar sus dos trabajos con Billy Bragg musicalizando antiguas letras de Woody Guthrie). Era de esperar la continuación de aquella belleza pop que fue Summer teeth, ese disco que saldó de forma definitiva las deudas de Jeff Tweedy con su pasado y con Uncle Tupelo y que, de paso, puso a Wilco en el lugar que se merecía.

Si Summer teeth significaba un vuelco pop dentro del folk rock norteamericano más tradicional, Yankee hotel foxtrot es un rompecabezas que desarma cualquier clasificación. Un verdadero juego de matices, donde el contraste de los instrumentos y sonidos es simplemente perfecto.

Apenas comienza a sonar “I’m trying to break your heart”, notas lo que O’Rourke fue capaz de hacer, inyectando ambientes psicodélicos y sumergiendo a la banda dentro de su propia imaginación pop. Ese pop que brilla en “Kamera” y en la maravillosa instrumentación de “Jesus, etc” y que se desvanece en la preciosa ambientación de “Radio cure”, o en la sentida psicodelia folk de “Ashes of american flags”, una declaración de principios casi a la altura del Lennon que imagino un mundo mejor, con la voz de Tweedy apretando el corazón y buscando nuevas formas de intimidad vocal a través de un disco que no funciona como un simple ejercicio de estilo, ni tampoco presenta una falsa comunión en busca de nuevos sonidos. Yankee hotel foxtrot es, y de forma natural, otro paso de gigante en busca del diamante pop. Un paso lógico, pero no conformista, comparable por momentos a lo alcanzado por discos como The soft bulletin (The Flaming Lips ), o Perfect from now on (Built To Spill), en su desmesurada calidad sonora.

Wilco ha construido su trabajo más complejo y completo hasta la fecha, un remolino sonoro lleno de referencias y complicidades (desde The Beatles y The Band, hasta el folk sicodélico de los últimos Gorky’s Zygotic Mynci, o el costumbrismo de Lambchop), pero que en ningún momento deja de lado su propia búsqueda hacia terrenos donde el folk y el pop descanzan en suaves y letárgicas ambientaciones. El nuevo trabajo de Wilco, es sin duda alguna, el mejor despliegue sonoro en lo que va de este año. Pop, folk y sicodélia abrazando nuevos sonidos con una naturalidad extrema.