El imaginario asociado a las abducciones supone luces brillantes, ingravidez, experimentos y sobre todo, traslados espacio-temporales; todos ellos elementos que en mayor o menor medida se pueden reconocer en el primer disco homónimo de Abducidos. Pero concentrémonos inicialmente en los desplazamientos en tiempo y lugar y dejémonos llevar…

Primera parada: En su segunda reencarnación, Wire enriquece su minimalismo melódico experimentando con las posibilidades que brindan las nuevas tecnologías, sobre todo a partir de la profusión de sintetizadores, una herramienta musical clave para entender los años ‘80. Así sacan tres discos –The ideal copy, A bell is a cup y Manscape– que cuadran perfecto dentro de la oferta del catalogo del legendario sello Mute (Can, Depeche Mode, entre otros). El viraje hacia lo electrónico es aún más pronunciado en los discos solistas de Colin Newman, al alma pop de la banda. En ese sentido, It seems, su disco de 1988, se constituye como un buen ejemplo al sumar secuencias electrónicas en la misma medida en que reduce la presencia de las guitarras.

Segunda parada: Daniel Melero adapta esa sensibilidad de lo intimo y cotidiano y sus preocupaciones concernientes a la comunicación, el lenguaje y la información y las traviste mediante toda una serie de programas para el desarrollo de música electrónica bajados de Internet: el mouse como instrumento. El resultado queda plasmado en Tecno, un disco que creció con el tiempo.

De vuelta en este tiempo y lugar: ABducidos se inscribe en esa línea estilística y acusa recibo de la exposición a esos momentos y circunstancias. De hecho, hasta se percibe un hilo común con la lírica oblicua y quirúrgica del mencionado Tecno y el extrañamiento que generaban las letras tipo libro de física y ciencias naturales de Wire. En su disco debut, ABducidos se hace fuerte en el trazado de melodías elípticas y adhiere al principio de que menos es más. Su pop electrónico sugiere, interpela y extiende un largo camino de puntos suspensivos al que cada uno irá dotando de sentido. Es que las canciones de ABducidos parecen configurarse como partículas elementales -simples sólo en apariencia- con la capacidad contenida de generar, si no un universo entero, al menos una pequeña burbuja mental. Esta es música sintetizada en laboratorio y el preparado resultante son ocho destilados concentrados, precisos y misteriosos.

El disco fue post-producido por Daniel Melero, una elección que no parece nada casual y que se hace sentir desde “Frecuencias???, casi un trazado cartográfico de la temática del disco (sonidos aislados, recuerdos, enlaces, ruido y misterio/frecuencias, ocio, ingenio, sonidos, futuros opuestos), hasta el cierre con “Rastros???, un delicado esbozo instrumental con piano fantasmal que remite a algún remoto sitio abandonado. En el medio, un hit para colocar en todas las listas de fin de año: el lewiscarroliano “Mi otro mundo??? y su melodía de caminata lunar.

Cuando el disco termina queda la certeza de que, si bien ABducidos manipula y trabaja con elementos conocidos, la disposición de los mismos y la configuración lograda permiten una fuga modesta pero refrescante. Un escape, un cambio en la percepción para el que quizá sólo baste con cambiarse los anteojos.