¿Moffat cantando al amor sin peros? ¿Con ánimos positivos? ¿Hasta con canción de cuna para un feto? Pues sí, el ex Arab Strap sorprende con su segundo disco meses después del spoken word I Can Hear Your Heart (Chemikal Underground, 2008). Esta vez con una bandita armada a la ligera con algunos amigos escoceses.

El desgano y la indolencia interpretativa siguen siendo la marca de fábrica que lo dio a conocer con creces, pero al parecer ya han quedado atrás las confesiones patéticas pseudo-porno-sentimentales. Esta vez ha querido dar algo de luz a sus nuevas composiciones y hay piezas de jolgorio también. Aunque siempre se da el gusto de ser “incorrecto” y ahí tenemos al barbón más tradicional en “Athiest’s lament”. Para los seguidores, una pieza obligada. Para los novatos, un comienzo apropiado. Las tabernas de Falkirk seguirán teniendo canciones para borrachos cantando de madrugada, pero esta vez serán más alegres.