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En una época convulsionada, en la que gran parte de los habitantes de las potencias (los más lúcidos, puede decirse) se sienten culpables de las atrocidades de sus gobiernos –en especial los norteamericanos- no es raro que muchos creadores busquen el germen de la purificación en lo que antiguamente se llamaba el tercer mundo. Así por lo menos ocurrió desde fines de los sesenta, cuando grupos pop, folk, rock o como se llame se fueron de cabeza al orientalismo o el africanismo para enriquecer su música, al mismo tiempo que resaltaban el amor y la espiritualidad como formas de curación ante una armonía mundial cada vez más fragil. Por ese entonces se abrían puertas a culturas desconocidas, no existía un desarrollo comunicacional como el de hoy, y el enorme poso sin fondo en el que se ha convertido lo que conocemos como “cultura general??? era aun pequeñito. En resumidas cuentas, el misticismo funcionaba en occidente por un desconociemiento; era la novedad.

Y ¿por qué estamos hablando estas cosas? Porque parece mentira que en nuestros días en que sabemos que muchos de los conceptos de los que hablábamos con anterioridad no van a salvar a la humanidad de la estupidez, nos enfrentemos con un disco como el último trabajo de Akron/Family. Este Love is Simple sale a la luz pública como si la psicodelia, el “paz y amor”, la influencia hindú en el pop y, luego, los mercachifles de la new age no hubiesen tenido su momento ya de tocar el bombo en la fiesta.

Los de Brooklin entregan un disco de folk, rock y estética neo-hippie de corte muy clásico, matizado con segmentos de música mántrica y percusiones tribales, en el que se dan cita de igual forma Neil Young, Syd Barret, John Lennon & The Plastic Ono Band, The Mothers of Invention, con exabruptos freejazzeros y la alucinación experimental del krautrock. Bajo la supervisión productora de Andrew Weiss -alguna vez integrante de Gone, Rollins Band y productor de la mayoría de las maravillas de Ween- y con estructuras complejas para cada canción, cuidados arreglos de una gran variedad de instrumentos, buenas vocalizaciones y trabajos corales e, incluso, incorporaciones electrónicas escondidas por ahí, estos regalones de Michael Gira te pasean en su montaña rusa musical; te llevan en su propio viaje conceptual por el amor y el disfrute de la vida sencilla.

Pero, aclaremos, los Akron/Family salen airosos de esta amalgama de clichés de cultura rock por algo que los hace únicos e impredecibles; su extravagante sentido del humor. Uno no termina por convencerse donde está la seriedad y donde termina la talla. Y es eso lo que precisamente engancha a la perfección; no hay grandilocuencia ni solemnidad en su discurso. Puede ser que lo de ellos sea una payasada, pero es una de las payasadas más serias de la música popular de nuestros días (quienes han tenido la suerte de ver alguna de sus presentaciones en vivo lo confirmarán).

De todas formas, no se puede negar que estos neoyorkinos son de aquellos grupos que generan polarización. O te enganchas a su espíritu alucinado o terminas por odiarlos. Este servidor, para bien o para mal, está en el primer grupo. Si, paz y amor.