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Mark Eitzel y el guitarrista Mark Pankler (aka Vudi), únicos sobrevivientes del lineup original, han resucitado al club para demostrar que Love Songs for Patriots (2004, Devil in the Woods) era mucho más que un espejismo, porque este The Golden Age atesora en poco menos de una hora todo el sonido de aquella época dorada y brumosa de California (1988, Frontier) y United Kingdom (1990, Demon), dejando atrás la electricidad para hundirse, nuevamente, en atmósferas enrarecidas y letárgicas que, veinte años después, siguen resultando necesarias y únicas. Este disco es otra procesión magnífica a través de los caminos más áridos del clasicismo folk norteamericano, pero siempre con Eitzel como guía.

Bastan los primeros tres cortes (el intenso comienzo con “All my love???, los coros que subliman “The John Berchman victory choir??? y el desnudo de “Decibels and little pills???) para que Eitzel vuelva a poner las cosas en su sitio. Con tono inconfundible, y mucha clase, desgrana canciones que hablan desde el lado menos iluminado de las relaciones humanas con una coherencia y convicción espartanas y su característico sentido del drama. Eitzel eleva estos trece cortes hasta alturas que no alcanzaba desde el ya citado California o el espectacular Everclear (1991, Alias), porque The Golden Age bien podría ser lo mejor que han hecho desde entonces y, para ejemplo, están los seis minutos (que podrían ser nueve o doce) de “Windows of the world???, la simpleza arrolladora y casi pop de “The dance??? o el oasis de “All the lost souls welcome you to San Francisco???.

Nocturno, soberbio y tan íntimo e inusual en estos tiempos, The Golden Age nos devuelve lo mejor de los de San Francisco: canciones hundidas y tocadas por una tristeza irreparable a través de los años y de una discografía enorme. Todas las almas perdidas les dan, a ustedes, la bienvenida.