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A partir de Feels (Fat Cat, 2005), Animal Collective explotó sus fortalezas en un envoltorio más preciso y directo, sin virar drásticamente la receta. Strawberry Jam tampoco escapa del imaginario musical que identifica a Animal Collective y, aún así, es un asalto estético, una apuesta inmejorable que refresca y quiebra los patrones del pop tradicional. Ya es extraño que hablemos de Animal Collective como una banda pop, pero para muchos es el resultado natural de un trabajo lleno de cariño y sinceridad.

Justamente, el gran aporte de esta banda formada en Nueva York ha sido entender la experimentación como una entretenida fiesta, ya sea sobre el ruido, la repetición, los rasgueos folk, la insistencia sobre el drone electrónico, la percusión tribal, los gritos, la electrónica bizarra, las letras alucinógenas y un sinfín de recursos plásticos que combinan con natural profundidad y perfeccionamiento, transformando lo desternillante en algo sumamente pegajoso. Quienes comprenden el placer que destila su obra, saben que la intensidad emocional y la búsqueda son la estela habitual de sus canciones, desarrolladas libremente sobre el escenario, llegando al estudio sólo cuando el plato está servido, hirviente, a punto. Eso se nota fácilmente en su última sugerencia a la carta, donde solo han quedado fuera ‘Safer’ y ‘Street Flash’ dentro del repertorio 2005-2006 que compone esta octava entrega.

Abrir con ‘Peacebone’ ya da muestras de su irreverencia. Dependiendo de tu ánimo, puede ser un track demasiado obsesivo para escuchar hasta el final, pero absolutamente necesario para momentos vitalistas. Los sonidos alterados golpean tus oídos y cruzan el ritmo monotemático de los tambores, creando una polka metálica que deja helado y aturdido. Se dejan caer luego con la otoñal ‘Unsolved Mysteries’, y en esta dupla de canciones, Animal Collective cruza lo mejor de sus catárticos inicios –Heres Comes The Indians (Paw Tracks, 2003), Danse Manatee (Fat Cat, 2003)- con la efectividad melódica y folk de Sung Tongs (Fat Cat, 2004) o Campfire Songs (Catsup Plate, 2003). Avey Tare repite varias veces “stop crying like a child??? en ‘Unsolved Mysteries’, lo que funciona poderosamente para una canción dulce, donde los demonios son acurrucados con aullidos y pequeñas explosiones.

‘Chores’ y ‘Derek’ son dos piezas marcadas por la mano de Noah Lennox (Panda Bear). En la primera, Lennox saca buen provecho de la sicodelia de The Beach Boys y Syd Barret, para levantar un rápido viaje electrónico que muta en un avance forzado y soporífero, finalizando con un ritmo de post-punk futurista. Son tres secciones progresivas llenas de capas de sonido y guitarras en repetición, una fusión promiscua que repite en ‘Derek’, donde parecieran despedir el disco con una inocente canción acústica de navidad, antesala de una sesión libre de trance electrónico, reconocible fácilmente en el otro álbum estrella del año, Person Pitch (Paw Tracks, 2007), de Panda Bear.

Satisfactoriamente, el fichaje por Domino no es una limitación creativa para el grupo. Desde Feels, Animal Collective trabaja los momentos agresivos con concreción mayor, y eso no ha cambiado en Strawberry Jam, aunque la segunda mitad tienda al caos y la dispersión – como en ‘Winter wonder land’ y la engañosa ‘Cuckoo cuckoo’, que no dejan momentum al descanso. Esta fragmentación volátil es su única debilidad. No es que Animal Collective se descuide o baje el nivel: solamente, queda la sensación de que podrían haber hecho una obra maestra si todas las piezas estuvieran al nivel de ‘For Reverend Green’ y ‘Fireworks’. Por otro lado, canciones de este calibre no pueden ser forzadas, y es sano que se dejen extraviar a gusto, considerando que la prensa los cataloga una y otra vez de vanguardista o “fenomenales???.

Por supuesto, ciertas canciones sólo pueden ser descritas con los mejores elogios. Una vez más, depende de ti establecer, entre ‘For reverend green’ o ‘Fireworks’, cuál es la mejor canción del disco. Colocadas cuidadosamente en la mitad del camino, resumen la hermandad labrada entre la dupla compositiva Avey Tare – Panda Bear y sus fieles escuderos, Deakin (guitarras) y Geologist (tornamesa y efectos). ‘For Reverend Green’ y ‘Fireworks’ se asemejan a ‘Banshee Beat’, del Feels, al funcionar como pequeñas suites que combinan la melancolía desde un avance energético, funcionando como suave catarsis de fricciones y asperezas. Cuentan con ritmos trepidantes y la interpretación brillante de Avey Tare, completamente suelto en las formas soul o los gritos punk contenidos en apretados segundos. Avey Tare vibra con cada sonido y eso crea un aura altamente danzable. Cada tema tiene sus particularidades –guitarras faseadas y estampidos brutales en la densa ‘For Reverend Green’, cajas rítmicas ligeras junto a las baquetas, piano y sonidos infantiles en la grácil ‘Fireworks’- e invitan a ser tocadas una y otra vez en tu reproductor. Acostumbrados a sorprendernos, Animal Collective alcanza el cielo con una facilidad envidiable, digna de su talento.