Años tocando, ensayando y sacando discos que nadie (o muy pocos) entiende es una experiencia que a muchos aspirantes a rock stars puede terminar por descorazonar, llevándolos a vender seguros, poner una botillería o ser comentaristas de discos.

Por lo tanto, se tienen que conjugar varias razones para que la persistencia devenga en éxito. Primero, un tesón a prueba de balas; luego un golpe de suerte (no el de Luis Jara, por favor, eso da para otro análisis). Y finalmente y de manera fundamental, una propuesta lo suficientemente interesante para que el talento oculto y sin pulir supere cassettes y discos CD-R mal grabados y tocatas conscientemente no preparadas rayando en lo patético. Sin este último ingrediente se puede estar dando cabezazos en la pared por toda la eternidad, alegando que el medio es muy chico o no me entiende, como bien dijo González, cuando en tu terruño “tu ingenio y talento no dan fama”.

Todo eso y más tuvo que superar Ariel Marcus Rosenberg, alias Ariel Pink, para saltar a los medios cuando el sello 4AD se fija en él, lanza Before today (2010) y la prensa indie se rinde a sus pies. A pesar de todas las loas que le fueron prodigadas, él considera a ese disco el experimento fallido de un estudiante de primer año. Falsa modestia o lo que sea, esa actitud medio adolescente lo ha cobijado hasta el momento del mainstream y sus exigencias, y a la vez se pone a la defensiva antes de que todo el hype que envuelve a su figura se acabe. En otras palabras, no se toma tan en serio la pega.

Y la nueva entrega, Mature themes presenta interesantes paradojas. De partida el título. Lejos de presenciar madurez musical alguna, entendida como más perfección y control, estamos ante un trabajo conscientemente insensato. Por una parte, el soft rock setentero de Before today se mantiene, así como la habilidad para crear sonoridades modernas pero sonando a radio AM. Y como decía, no hay que creer que todo está híper producido y funcionando como podría hacerlo Rihanna o Radiohead. El tipo sigue con sus desvaríos, y por ningún momento se traga el cuento del estrellato y la fama.

Las historias se trazan sobre sus días sin dormir y el abuso de químicos. Esto, junto a las citas extrañas que mezclan humor, sexo y comida, ayudan a aumentar el mito en torno a su personaje. Estos tópicos se aprecian desde el primer surco: “Kinski assassin” (suicide dumplings dropping testicle bombs, después blow-jobs of death/she-males hopped up on meth y luego el estribillo who sank my battleship?/I sank my battleship). También encontramos a una ninfa lesbiana en una discoteque en “Symphony of the nymph” y… comida (“Schnitzel boogie”).

Como se señaló más arriba, Ariel Pink se ha vuelto un maestro en la saturación de las cintas (“Driftwood”, “Nostradamus & me” y “Schnitzel boogie”), de un modo que lo hacen sonar vintage, pero moderno a la vez. Incluso el video de “Only in my dreams” llega a ser el colmo de lo lo-fi. En ésta, que es el segundo sencillo del nuevo disco, las guitarras y melodías parecen sacadas de la California hippie de los ’60, camino que sigue la excelente “Mature themes”. Y ya que estamos hablando de los sixties, la freakeada robótica de “Is this the best spot” recuerda al Frank Zappa de “We’re only in it for the Money”.

Quizás la nota más “madura” del álbum venga del primer single, “Baby”, el cual es un cover casi al dedillo de un tema de Donny & Joe Emerson (quien parece haber subido sus bonos este 2012, ya que Dean Blunt & Inga Copeland también lo versionan en su álbum Black is beautiful). En la versión de Ariel, quien se hace acompañar por Dam-Funk, no hay ironía ni humor torcido, sino que una especie de reverencia a la original.

Si de un día a otro se nos acaba Ariel Pink’s Haunted Graffiti, la insistencia casi infantil del estribillo de “Mature themes”: “I wanted to be good, TO BE GOOD, TO BE GOOD”, sonaría como un buen epitafio. Más allá de los trucos, disfraces y pistas que va poniendo en su trabajo, estamos ante un tipo que en su gallito contra el mainstream, en cuanto a empujar las fronteras de los sonidos, deconstruyendo, desarmando para rearmar, riéndose de las estructuras, va ganando.

Disponible en Tienda Sonar en formato CD a $12.900 y vinilo $17.900. Tienda Sonar está ubicada en Paseo Las Palmas, local 017, Providencia.