El debut de Astro complementa lo insólito con lo evidente. Insólito por debutar discográficamente tras todo el recorrido que tienen; evidente por la cantidad de escenarios en que se han presentado. Un resumen para comprender: a comienzos del 2009, Andrés Nusser y Octavio Caviedes  forman Astro. Al poco tiempo incorporan a Moustache! como banda de acompañamiento. Ellos son Lego y Zeta, bajo y percusiones. El 2010 Autoeditan el Ep Le disc du Astrou, un álbum de pop electrónico y alucinado, muy cercano a MGMT o Empire of the Sun, y que los instaló como una propuesta interesante y a tener en cuenta.

Internet les permitió darse a conocer fuera de Chile, y fueron invitados a tocar en las ediciones de Vive Latino México y Colombia. También participaron en Lollapalooza Chile, y se han presentado en Argentina y Uruguay, además de ser difundidos en España, donde editan su debut “Astro”.

Con el lanzamiento de su disco homónimo, el cuarteto liderado por Andrés Nusser parece confirmar su propuesta en un trabajo que supone enfrentarse al pop en su expresión más inquieta y exótica: 11 canciones calurosas y veraniegas que evocan tardes de piscina, tragos de colores, hongos, risas y frutas con pepas. Las influencias de la banda (MGMT, Animal Collective, El Guincho) son evidentes y  no se disimulan, pero se olvidan con la escucha, porque no se estancan en sus referentes, y si bien tampoco van más allá, logran dar un giro sobre el mismo sonido que recogen, y aprovechando el hippismo desprejuiciado que evocan, dejan las pretensiones de lado, dando como resultado un álbum que se responde a sí mismo en lo que propone.

“Ciervos” es el primer sencillo del disco, y muestra en pleno ese entusiasmo y convicción con que se apropian de su sonido, donde anuncian que van a “bailar y brillar y jugar con dios”.Una buena expresión de ese sentido es “Colombo”, que se vale de una electrónica de sonidos ochentenos, pasados y repasados, sobre los que Nusser expone todo su talento vocal, cantando sobre conejos que bailan, juegan y corren por el campo.

En “Manglares”, un tema de sicodelia tropical, la melodía entusiasta invita a una tierra (los manglares) donde -según los cocodrilos y los caballos-, las frutas encandilan, hay elefantes gigantes que surfean y crecen arboles que dan luces. En “Panda”, Astro se da volumen y ofrece tal vez los momentos más exaltados del disco, tanto en los arreglos como en la intensidad de la propuesta.

El disco se completa con temas como “Luces de Bangladesh”, o “Druida de las nubes”, que suponen una faceta de mayor experimentación compositiva, y que suenan como un descanso que no desentona con la diversión que ofrecen desde un modelo que, sin nostalgia, se despliega sobre un sonido reconocible y reinterpretado con honestidad por una banda que sin ser pretenciosa, no deja nada al azar.