El grupo de Brooklyn ha lanzado su segundo disco, dando muestras de una madurez y de una calidad sonora que pocas veces está presente en las primeras realizaciones de una banda -su debut fue tan sólo hace dos años-.

Los sonidos de The Bird Of Music tienen personalidad, buenos arreglos, melodías precisas y creativas, lo que hace pensar en Au revoir Simone como una agrupación con camino recorrido y con ideas muy claras. El trío de chicas posee una intensidad tan abrumadora que es difícil no dejarse atrapar por la calidez de todo lo que evocan. Llenas de dulzura, y con teclados naïve como eje central, conforman un mundo de melodías pop que se entrelaza fuertemente con el lado más amigable de una música que han cultivado, distintamente y desde antaño, bandas como Stereolab, Lali Puna o, más recientemente, CocoRosie. Se declaran fanáticas de Björk y de seguro han heredado de la islandesa la programación suave e ingenua de sus primeros discos, en donde la audacia lúdica era el camino a seguir, para luego fundir todo en estructuras pop bien elaboradas. Algo similar ocurre con el disco Murmurs de Caroline, la Japonesa del sello Temporary Residence, y así también funciona con Au revoir Simone cuya audacia creativa tiene plena concordancia con estructuras digeribles y sonidos evocadores que invitan a un viaje por colores y texturas melódicas de gran intensidad.

Erika Foster y Annie Hart, dos de las integrantes, se conocieron en un tren a Nueva York, ciudad donde han encontrado gran reconocimiento. Luego se suma Heather D’Angelo y juntas editan Verses Of Comfort, Assurance & Salvation, un disco que con temas cortos y melodiosos enamora en la primera escucha, dejando entrever su gran talento para hacer surgir, con pocos elementos, música llena de magia.

En The Bird Of Music se mantiene el encanto y se potencia por el gran trabajo de posproducción, que le agrega a teclados y cajas musicales un entramado de detalles que cohesionan las canciones, otorgándole energía, crescendos e increíbles arreglos corales.

Los tracks de The Bird Of Music parten silenciosos. Con timidez las teclas juegan a producir escalas y a coquetear con sintetizaciones suaves que, poco a poco, se adentran en el ritmos de espontaneidad aparente. Esto, sumado a la voz de D’Angelo moviéndose como una liebre sobre los paisajes, hace que los sonidos cobren vida y llenen el espacio en un éxtasis melodioso y que, muy en serio, provoca una dependencia narcótica cercana a lo patológico. De esta manera, Au revoir Simone se postula con méritos a ser la banda favorita de quienes no tienen repelencia al azúcar y adoran degustar melodías dulces, voces naïve y sintes electrónicos. David Lynch ya se declaró fan y de seguro muchos otros seguirán su camino