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Cuando se tiene entre manos un disco y una artista de impronta apabullante, se corre el riesgo de abordar desordenadamente los sabrosos detalles que sólo pueden ¿confundir al lector? ¿Cautivarlo? Entonces corramos el riesgo, pues en esta ocasión, al sumar figura y fondo siempre emerge, de alguna forma extraña, la sintaxis forzada que significa una obra musical, collage bizarro, trasnochado y de particulares formas.

Baby Dee es una mujer corpulenta, de pelo hirsuto con las raíces decoloradas y bucles que le caen como copos hacia los lados, como ocurre con la cabellera de Tim Burton. Baby Dee es una auténtica rareza de circo. Durante los años noventa se hizo reconocida en Coney Island, Brooklyn, por su personaje callejero de la “hermafrodita bilateral???, caracterizado por un traje que la dividía en dos mitades, hombre-mujer, y el acordeón que cargaba en sus brazos. Antes, se desempeñó como directora musical y organista en una iglesia católica en el Bronx. Antes, ganó popularidad como una transgénero exótica y de maneras artísticas en las veredas de Cleveland, Ohio, la ciudad donde nació en 1953. Pero nada se compararía con sus correrías en los años noventa sobre un triciclo gigante, tan grande como el arpa que iba tocando en las alturas, en clubes nocturnos de Manhattan, donde derrochaba estupidez y extravagancia junto a colegas como Anthony Hegarty (sí, el artífice de Antony & the Johnsons… ya nos vamos acercando).

Todo este rodeo es para que nos situemos coloridamente en Safe Inside the Day (Drag City, 2008), tercer disco de Baby Dee, puñado expresionista de once canciones llenas de vericuetos musicales, que sorprende a primera oída por la voz de vodevil de Baby Dee, masculina y femenina, estremecedora y quejumbrosa, aguardentosa, y sobre todo, caudal de múltiples personalidades, tantas como el gato de tres patas de estas canciones o aquel “Early King???, monarca borracho fruto de su imaginación. Aunque el gato sí sea documental como el resto de los personajes narrados, y pertenezca al barrio de Ohio donde ella nació.

Baby Dee ha creado este disco desde sus memorias de infancia en Cleveland, en un barrio donde todos eran conocidos por adjetivos peyorativos, una calle que terminaba en la casa de un rabino, un lugar donde podías escuchar leones o aves exóticas del zoológico de la ciudad. Después de todo, un lugar más interior que exterior, lleno de fantasmas que era necesario sacar a flote en su cariz más indestructible, un conjunto de canciones que, si bien no son parejas en el total, siempre sorprenden y divierten por la variedad de recursos.

Porque Baby Dee (voz, acordeón, piano y arpa) es un imán que atrae amigos especiales en Safe Inside the Day, disco hecho de la mano con Matt Sweeney, interpretado por Will Oldham (quien la ha invitado a abrir sus conciertos), Andrew W.K., Robbie Lee, Max Moston (violinista de Antony and the Johnsons, encargado de todos los arreglos de esta placa), Bill Breeze (Psychic TV), John Contreras (Current 93, colectivo que le ofreció un asiento de honor en “Idumaea???, canción-barco visitada por múltiples pasajeros en aquel Black Ships ate the sky), James Lo (Chavez) y Lia Kessel. Esta ecléctica armada le permite saltar de lo sacro a lo profano, de la canción intimista con el sello de Antony, con quien le han comparado una y otra vez, a las melodías desordenadas con el sabor jaranero de Tom Waits. Así se cruzan en canciones breves y extensas los múltiples sonidos de chelos, bajos, violines y violas, batería, instrumentos de viento y espumosos coros que complotan dantescamente en “Bad Kidneys???, una jam bien demoníaca. El resultado final es un kitsch de aires barrocos y cabareteros, que convence sugestivamente por la intensidad de opereta popular que imprime Dee en finas pinceladas, y también por las muecas y risas que desbordan y estallan en imaginativos versos.