Bark Psychosis – Hex (Circa Records) Oscar Martínezseptiembre 12, 2007Discos21 comentarios Aparecido en febrero de 1994 En las reglas dogmáticas del rock, nos encontramos con el mismo juego aburrido y sin riesgo por muchos años. Canciones hechas por productores de moda, bandas de plástico creyendo tener el mundo a sus pies, reciclaje de estilos y líricas que hablan de temas cliché una y otra vez. Si lo ponemos en un contexto, la música británica de los ‘90 nos brindaba una escena estancada por bandas brit-pop que nos mostraban este juego recurrente y que, dicho sea de paso, también lo hicieron luego con el refrán “por la boca muere el pez???. Lejano a las modas de la época y buscando su propia identidad, el post rock se introducía en el underground inglés como un ruido silencioso capaz de ensordecer y encandilar a la vez, sin caer en la inercia que el mercado ofrecía, pero sin constituirse como una “escena??? propiamente tal. El término post rock, acuñado a mediados de dicha década por el renombrado periodista Simon Reynolds, en sus artículos para Wire y Melody Maker, sirvió para clasificar a toda esta gama de proyectos que, hasta entonces, no tenían ninguna etiqueta. Grupos que hablaban de rock con un resultado distinto; tenían estructuras melódicas más complejas y se atrevían a crear sus propios paradigmas sonoros, mascando una base de estilos o géneros sin reconocer límites. Seefeel, Disco Inferno, Moonshake en Inglaterra y Labradorf, Tortoise o Jessamine en Norteamérica, por nombrar algunos, son parte de ese sortilegio extraño que dio la voltereta a las posturas tradicionales de la música popular, por algo más detallista y complejo. Sin lugar a dudas, en este contexto, el trabajo fundamental para entender el universo post rocker es Hex, de los también ingleses Bark Psychosis. Formados en 1986 al este de Londres, comenzaron siendo una banda tributo de Napalm Death. Luego de varios Ep’s, que fueron recopilados luego en Independency (Third Stone Records, 1994), editaron Hex dando un paso de agigantado talento. Hex no es el típico trabajo que intenta entregar un toque experimental ni abstracto para sobresalir del resto. Tampoco busca el melodrama como herramienta de fácil uso. Los hacedores de este disco saben como utilizar todos los elementos de manera desconcertante; puede sumergirnos en un mundo donde existen un millón de posibilidades o caminos por recorrer, desde una tristeza avasalladora hasta la alegría más emotiva. De un silencio eterno, hasta el acorde desgarrador de un piano lejano. Además de incorporar guitarras que envuelven con delicadeza, texturas electrónicas y percusiones cristalinas, la voz de Graham Sutton (también guitarrista) murmura frases al viento mientras poco a poco estas se disuelven en composiciones con una impresionante carga alucinógena, capaces de provocar grata adicción. La raíz de su armonía es selecta, elegida con pinzas. Aquí hay estructuras que se extienden soportando largos minutos sin aburrir, también rescatando toda la improvisación del free jazz e indagando en toda esa gama de ideas superlativas llevadas a cabo el rock alemán de los setenta (Can, Faust), verdaderas joyas que aún siguen dibujando la melancolía y que se encuentran en algún punto con las atmósferas hiperbólicas del mejor Brian Eno. La interpretación de Bark Psychosis, en este disco, parece natural, pero no menos extraña. No suena a nada conocido (tal vez solo con excepción de Laughing Stock de Talk Talk), pero resulta desgarradora y contundente, como si fuera parte de un hechizo oscuro, donde la introversión y también la calidez son los resultados de un impecable juego instrumental. Después de esto vino una rápida separación y una vuelta, diez años después, con un segundo trabajo de estudio de llamado Codename: Dustsucker (Fire, 2004), manteniendo sólo a Sutton como miembro original del cuarteto. Bark Psychosis aún intenta conservar su tratamiento renovador, urgando nuevos espacios donde moverse, tratando de demostrar que aún tienen algo que decir; pero el legado tan grande y trascendente de una obra como Hex sigue siendo más importante, sobre todo en estos días en los que hablar de post rock ya no vale lo mismo.