Beach House – Devotion (Carpark) Andrés Acevedomarzo 25, 2008Discos9 comentarios Alex Scally (guitarras, percusiones, órgano) y Victoria Legrand (voces, órgano y teclados) brindan al mundo un disco hermoso. Devotion (Carpak, 2008), la segunda obra de Beach House, está sumergido en atmósferas oscuras, donde emergen naturalmente ventanas de luz y placidez. Son canciones llamadas a perdurar en el subconsciente de la música popular, por su reflujo histórico y su delicadeza inmanente. Beach House (Baltimore, Estados Unidos) debutó con un álbum homónimo dos años atrás. Ahora nos encontramos con un trabajo notablemente avanzado, al borde de la perfección. Devotion es uno de esos discos que podrían encontrar tus hijos o tus nietos, perdido en un baúl, cubierto de polvo, y que a la primera escucha arranca lágrimas y sonrisas, evocando un pasado familiar y un futuro misterioso, siguiendo la línea delicada de una humanidad otoñal que se funde en el cosmos. Sucede que las canciones de Devotion están llamadas a perdurar más allá del odioso “sabor del mes??? de la prensa especializada, pues se inscriben dentro de los ejercicios posmodernos que ya no pertenecen a ninguna coyuntura, sino que las cruzan en un retro-lanzamiento de referencias que implican al auditor en una extraña desazón, una ánimo crepuscular que muta en imaginativa aperturidad. Del sonido de Brian Wilson, pasando por Velvet Underground hasta la nueva sicodelia de Mazzy Star, y por qué no, de las canciones indie más finas y tranquilas de Yo la Tengo, Beach House susurra y acaricia con una arquitectura lo-fi en vaporosas capas y ralentado ritmo. El éxtasis dramático es incompleto, pues evitan la exacerbación de sus recursos, invitando así al auditor a completar los espacios vacíos de esta comunicación telúrica, para alcanzar de manera personal las cumbres emotivas que se respiran potencialmente en todas las canciones. Devotion es una droga que surte efecto progresivamente. Por ejemplo, en el primer track, “Wedding Bell???, Alex Scally y Victoria Legrand instalan los recursos que desplegarán de distintas formas en el resto del disco. De apariencia sencilla y bucólica, como ocurre con los momentos calmos de Grizzly Bear, “Wedding Bell??? nos envuelve en un tejido empalagoso, comandado por la atractiva y etérea voz de Victoria Legrand, muy conectada con la de Nico, y el cruce armónico de las melodías agudas de guitarra sobre un colchón de órganos de sonido grave (reemplazando la ausencia de bajo) y de arpegios más cristalinos, casi medievales, sobre una percusión simple y tosca en la retaguardia. De tal forma las capas están superpuestas, en forma paralela y armónica, que la irrupción ocasional de una guitarra distorsionada, marcando notas más duras y poderosas, significa un quiebre algo violento, que remece y despierta. En adelante, Beach House entierra sus canciones como finas dagas, removiendo sus filos en momentos precisos para incitar los giros dramáticos. En “You came to me???, las percusiones son cambiadas por una base muy simple de drum machine que dominará el resto del disco, contrapuesta con la voz majestuosa de Legrand y el acompañamiento preciso de Alex Scally en los arpegios de guitarra. “Gila??? se deshace rápidamente de las densas penumbras, sin perder la levitación, con una ejecución protagonista de la guitarra y la evocación honda de Legrand, quien rebota en un coro distante y mágico. El álbum desciende a los abismos con “Turtle Island???, bajando dramáticamente la velocidad y hundiéndose en una nostalgia digna de Cocteau Twins bajo litros de morfina, relatando un romance imposible, una búsqueda inhóspita y desgarrada. Beach House siembra el recorrido con canciones energéticas – “Holy dances???, “All the years???- hasta jugar todas sus cartas en “Heart of Chambers???. Esta canción, la más luminosa y concisa para mí, condensa la poesía onírica, compleja y fragmentada de Legrand, reuniendo el agotamiento nostálgico con una esperanza surrealista. Destaca la simpleza poética del coro final, repetido varias veces, como un mantra al infinito – “En nuestras camas somos los afortunados/ inundados con el sol???- en oposición a los versos anteriores del tema -“Creamos nuestro costado de hierro de la cama/ tan frío como las tumbas/ Así que arropamos los órganos/que podrían aliviar la gracia/ Ellos conjuraron los espíritus/ Que te hagan sonreír/ ¿Serás mi enamorado, cariño, por mucho tiempo más????. Es un tema de estructura gruesa y menos delicada que las anteriores, donde la sugerencia viene dada por el peso con que cae cada nota y el movimiento intenso de principio a fin. Legrand canta desinhibidamente, desde las notas graves a los falsetos espectrales, sobre una melodía terrible de guitarra que rompe corazones y busca un contacto cálido en un mundo roto de sentimientos y recuerdos. Dueños de un romanticismo utópico, instalado siempre en un más allá de la conciencia, Beach House redondea en las canciones finales de Devotion un disco lleno de pasión y trágica dulzura, que podría girar eternamente so riesgo de hipnosis permanente.