biolay.jpg

Dos años después de su fallido –comercialmente hablando- pero bello e intenso À l’origine, el muchas veces llamado niño lindo de la canción francesa arremete con un nuevo álbum: Trash yéyé. Según relata él mismo, durante esos dos años llegó a componer 57 nuevas canciones, de las cuales sólo 12 forman parte de su última producción. En Trash yéyé Biolay se deja al descubierto una vez más al poner al alcance de quien lo quiera oír el resultado de un viaje introspectivo devenido en clave musical.

Más allá de su talento, sin duda Biolay es también poseedor de un gran ego y es claro que después del fracaso que significó À l’origine estaba un poco contrariado. Pero lejos de intentar complacer al mundo con su nueva placa, se metió al bolsillo las críticas e hizo un álbum que no difiere mucho de sus anteriores composiciones en términos sonoros: una voz susurrante, que más que cantar, habla, todo esto sobre una nutrida orquestación y refinados arreglos de cuerdas. ‘Cactus concerto’ deja en claro que su posición sigue intacta: “Peu m’importe on te dit n’importe quoi, peu m’importe c’est qu’ on raconte sur moi (…) va au diable!” (me da igual que te digan cualquier cosa, da igual lo que digan sobre mi (…) ándate al diablo! –y cabe destacar que esta última frase la repite varias veces, cada una a mayor volumen que la anterior), todo esto junto a unos angelicales coros y apoyo de violines. Desde otra trinchera emerge la pegajosa y popera ‘Dans la merco benz’, primer single del disco y mucho más liviana en términos líricos.

Sin embargo la encargada de abrir es ‘Bien avant’, muy en la línea de lo que Biolay hizo en conjunto con su esposa Chiara Mastroianni en Home: una balada tranquila con base de guitarras y cuerdas y que en este caso toca la temática del amor. La presencia de coros tanto en este track como en los siguientes es recurrente y forma parte de uno de los tantos recursos sonoros que Biolay gusta de utilizar para configurar su rico tramado musical. Otro claro ejemplo de esto es “Douloureux dedans???, en la cual muestra algo de masoquismo al cantar “C’est douloureux dedans, c’est délicieux pourtant” (Es doloroso adentro, es delicioso sin embargo).

Trash yéyé es exactamente lo que uno podría esperar de Biolay: un álbum íntimo, lleno de arreglos orquestales fruto de un cuidado y meticuloso trabajo, con una que otra canción pop y una susurrante voz de miel. Precisamente por esto, puede ser un disco bonito, pero también puede resultar bastante monótono en relación a su producción anterior.