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Yo tengo una ilusión / yo pienso un sueño inmenso / que yo quiero ser PJ Harvey??? canta Billordo en la canción “Yo quiero ser PJ Harvey???, de su último disco A full (hagamos de esto una leyenda). Y esa frase dice mucho sobre las intenciones de Diego Billordo: querer ser como otros, y más que como PJ Harvey, aquí intenta asemejarse a Stephen Malkmus (Pavement), ser como The Flaming Lips a ratos y como Pixies en otros; escribir letras provocativas e incluir arreglos arriesgados. En su desesperación por innovar en un formato básicamente indie rock, en el que no hay mucho donde experimentar y que normalmente brilla más por su honestidad y presencia, la apuesta de A full… es a un sonido más exhaustivo que termina por exceder sus propias pretensiones.

El tercer disco del argentino parece ser también el intento por masificar su música en diez canciones, que dejan de lado las grabaciones lo-fi que caracterizaron a sus anteriores Love fidelity (2003) y Amor es capital (2004), para dar paso a un sonido más pulcro y una producción más elaborada, integrando efectos e indagando (a veces con poca delicadeza) en estilos menos propios, como el hip-hop en “Worale guay bakan cool groso??? o incluyendo fraseos en inglés y la ya repetida crítica a Bush en “Noam Chomsky for the president???. En “La puta del vestido azul???, que dedica a una ex novia, Billordo intenta dar pequeños toques de pop con la inclusión de piano y órgano, en una canción que después incorpora trompetas y todo se transforma en un momento de ska desconcertante.

Quizás el elemento más rescatable de Billordo es que todo su trabajo está hecho desde las dificultades y gratificaciones del “hazlo tú mismo???: él produce y gestiona toda su carrera, organiza presentaciones, giras por toda Argentina (desde pueblos chicos a grandes boliches bonaerenses), graba sus discos, los produce y los promociona. Y si en los dos primeros no tuvo una banda de acompañamiento estable, para la creación de A full contó ya con una (Javier Yunes en batería y Gabriela Sambucceti en bajo), que le puede dar mayor consistencia en vivo a un músico que parece tener muy claros sus argumentos pero no la forma en que los da a entender.