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Will Oldham está de regreso y en su sexto LP bajo el seudónimo de Bonnie ‘Prince’ Billy, vuelve a la tierra para entregar desde el polvo canciones que siguen buscando refugio en el amor, la religión, la vida y la muerte. El frío paisaje gótico al sur de los Estados Unidos de The letting go (2006, Drag City), ahora es reemplazado por puro fuego. Bonnie Billy ha esculpido su voz de forma excepcional y los años palaciegos (Palace Brothers, Palace Songs, Palace Music) parecen, ahora, otra vida. Aunque mucho de este material recuerde aquella época, esto no es volver atrás. Oldham tiene raíces de más de quince años y siempre han sido las mismas.

Lie down in the light es uno de los trabajos más accesibles de toda su carrera y, discutiblemente, el más luminoso después de Viva last blues (1995, Drag City) y Ease down the road (Palace, 2001). Oldham es todavía el oso más grande y viejo y estas doce canciones lo vuelven a dejar claro, porque entre “Easy does it??? y “I’ll be glad??? no hay desperdicio. Cortes como “So everyone???, “You remind me of something (The glory goes)??? o “You want that picture??? son joyas que descartan cualquier agotamiento y que, además, devuelven la fe en los dúos vocales tradicionales. Oldham sobrevive a Oldham y, ahora que todos comienzan a darse cuenta de que la Weird America no era tan rara, tipos como este resultan necesarios.

Trombones, órganos, pianos, percusiones y guitarras dan la bienvenida a la imaginería de un hombre que ya se ha convertido en una pequeña leyenda, en un mito que este trabajo seguirá alimentando. Lie down in the light y todo su fragor acústico son prueba de una lucidez e inspiración que no parecen tener final, su acabado instrumental es detallista sin perder espontaneidad y sus canciones son tan simples, humanas y devastadoras que dan escalofríos.