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Después de que Matt Sweeney compusiera el esqueleto musical para los textos de Will Oldham en Superwolf (2005), meciéndoles en cuerdas que, si bien se adaptaban, encontraban un ejemplo en este ejercicio, Dawn McCarthy hizo algo similar en The letting Go, quinto LP de Oldham bajo este alias. Aunque esta vez el crédito quede sólo en manos de Bonnie Billy, la mayor parte de este disco se apoya en la gélida voz de McCarthy, donde Oldham descansa la suya para seguir acertando en composiciones que recuerdan lo mejor de Master and Everyone (2003) y Ease Down the Road (2001) y pueden mirar de frente a I See a Darkness (1999). Pistas enormes que siguen mejorando un cancionero obstinado y grandioso. A estas alturas, está claro que Oldham sólo baja la guardia en los discos en directo y en uno que otro sencillo compartido.

Grabado en Islandia con la colaboración de Valgeir Sigurosson y un arsenal de músicos invitados en violines, violas y chelos, más la participación de su “banda??? (con un Jim White desaprovechado), The Letting Go, es un disco excepcional tanto a nivel lírico como musical y aunque el fondo siga siendo el mismo, el armazón trágico arraigado en las raíces del sur más gótico se presenta ahora con una claridad ejemplar que aturde y estremece de principio a fin. El entramado entre ‘Love comes to me’ y el final con un Oldham amplificado a dos voces y desgarrando el coro con McCarthy en el tema sin título que cierra el album, es tan perfecto y delicado que no importa si está registrado en baja o alta fidelidad o si se trata de retazos de blues añejo (‘Cold&wet’) o destellos de electricidad en medio de un campo acústico (‘Strange form of life’). El disco parece alcanzar cuotas extremas, donde la belleza de canciones como ‘Big friday’ o ‘I called you back’ hacen pensar que no sólo estamos ante uno de los discos del año, si no que ante el mejor disco de Bonnie “Prince??? Billy. Porque la tragedia es cotidiana, pero deja suficiente espacio para respirar y, encuentra al responsable de There is no-one what will take care of you (1993) en estado de gracia para retratarla, nuevamente, con la distancia y el cuidado necesarios. Inalcanzable.