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Aparecido el 20 de septiembre de 1982

Sí el rock es escapismo, tripas e intensidad, entonces, Nebraska, es tan rock como Born To Run (Columbia, 1977), Darkness On The Edge Of Town (Columbia, 1978) o The River (Columbia, 1980), pero la austeridad auto impuesta le da a esta placa un carácter fúnebre y primitivo. Springsteen abandona sus historias para contarnos las de otros: la de Joe Roberts, Johnny 99 y la de todos los habitantes anónimos de un disco emblemático en su carrera, donde vuelve al tradicionalismo de Hank Williams para entregar relatos desde el otro lado de la tierra prometida.

En Nebraska no hay esperanza y las imágenes son tan nítidas que estremecen. Springsteen retrata con agudeza el lado oscuro de su país y logra con esto sorprender a propios y a extraños. Tanto sus seguidores como la crítica cayeron rendidos ante a una grabación que se refugiaba en guitarra acústica y eléctrica, harmónica y voces para cantar himnos desesperados sobre gente desesperada. Tremendamente familiar, este disco, incomoda y angustia, demanda porque tiene los fundamentos y desarma en su honestidad y simpleza. Su creador no podía tomar partido y, bajo el alero de todas las canciones tradicionales que lo amparaban, se remitió a ser testigo de escenarios opresivos y salvajes para narrar, desde diferentes ángulos, historias donde la única salida posible era escapar.

Desolación, aislamiento, deudas, huídas, encuentros y desencuentros. Cada canción es, para cada uno de sus personajes, un intento de redención imposible. Aquí habitan hombres que se convierten en asesinos por deudas que no pueden pagar (‘Johnny 99’, ‘Nebraska’), otros que intentan huir a pesar de saber que su causa está, de antemano, perdida (‘State trooper’) y los últimos, la mayoría, son simples habitantes de la desigualdad en busca de algo que los anime a seguir; un nuevo auto usado (‘Used cars’), una noche en la ciudad (‘Atlantic city’, ‘Open all night’) o el encuentro y la perdida de un ser querido (‘Highway patrolman’, ‘My father’s house’).
A 25 años de su publicación, Nebraska es pilar de un sonido y una actitud. Un modelo de austeridad y destreza lírica, una obra maestra y un desafío para quien se sumerja en cualquiera de estas diez canciones.