Una dificultad recurrente en toda expresión artística es la de crear un equilibrio, una cordial convivencia entre la simpleza y la complejidad. Varias opciones atentan contra esta condición, como sumar prescindibles elementos a un concepto hasta desvirtuarlo o simplificarlo tanto que pierde su peso real.

En cuanto al arte del sonido, There Is No Enemy, séptimo disco de estudio de Built to Spill, no sólo logra superar holgadamente esta complicación, sino que da cátedra sobre el tema. Casi imperceptiblemente en una primera instancia, sus melodías esconden elaboradas capas llenas de detalles que conforman un sonido tan accesible como intenso. Una obra que se puede disfrutar escuchando superficialmente, pero que cobra real dimensión al ponerle máxima atención.

Después de un proceso de grabación que duró alrededor de tres años y medio, la casi enfermiza obsesión de su líder Doug Martsch por encontrar las letras precisas y, sobre todo, las partes de guitarras que lo convenzan pudo haber atentado con la fluidez del álbum. Pero ahí aparecen los dos grandes atributos de Martsch: su talento e increíble voz, llena de dulce melancolía. Con innumerables fragmentos de guitarras que se fusionan constantemente, There Is No Enemy entrega, tras 16 años de carrera, la mejor versión de los de Idaho.

MP3: Built to Spill – “Aisle 13”

VIDEO: Built to Spill – “Nowhere Lullaby” (en vivo)
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