El cuarto disco de Camera Obscura editado por primera vez por el sello 4AD (casa disquera de Pixies y Bon Iver) se escucha como otro de sus anteriores discos. Eso antes de que uno le ponga atención a las letras. La distancia es la palabra clave. Echar de menos desde otros lugares (Nuevo México, Toronto) y ver la última relación con el novio luego de que pasa el tiempo sufriendo pero burlándose a la vez de él. Romántico y anti romántico al mismo tiempo.

La gente no entiende la tristeza en canciones pop, dice Tracyanne Campbell. Pero Camera Obscura la enfrenta con sarcasmo, partiendo por el nombre del disco: My Maudlin Career o “mi carrera llorona”. En la canción que le da el título al álbum brilla la ironía (“You kissed me on the forehead/ Now these kisses give me confusion” o “Your pain’s gigantic but it’s not as big as your ego”) y traen siempre al presente escenas que, si algún día fueron románticas, ahora son miradas con despecho. Todo acompañado con notas delirantes de piano propias de un concertista inspirado.

No por ser un álbum triste deja de tener esa luminosidad pop que se habían escuchado en canciones como “Let’s get out of this country” o “Lloyd I’m ready to be heartbroken” del álbum anterior. Sobre todo en melodías tan pegajosas y alegres como la canción que abre el disco, “French navy”, o“Swans” con un punteo inolvidable desde la primera vez que se escucha.

Que es pop, que es twee, que es escocés, que es chamber: puras etiquetas que nombra el presentador inglés de la BBC, Paul Morley, y que se las quisiera sacar. También aquí suena como un álbum producido por el Phil Spector en los años ’60. Camera Obscura es todo eso. Puede sonar ostentoso, pero la frescura al grabar en una toma la voz y los instrumentos y la brutal honestidad de las canciones hace que My Maudlin Career sea un álbum más íntimo que pretencioso.