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Vístete sexy en mi funeral, mi querida esposa, aunque sea por primera vez en tu vida’. Las palabras de Bill Callahan, el ex –novio de Chan Marshall, alias Cat Power, parecen haber hecho efecto en su antigua compañera. Quienes se enamoraron de esa post-adolescente desequilibrada, borderliner, apasionada, tierna y misteriosa, de What Would the Community Think (1996, Matador) encontrarán que su diva creció para este Jukebox, 12 años después. Que la niña de los ojos perdidos, que cantaba folk entre mechas y pecas, ha cambiado sus zapatillas con estrellas y sus jeans por cinturones metálicos a la cadera y poleras insinuantes.

Ésa es la gran diferencia entre sus primeros discos, ésos que crecieron con uno, como un secreto resguardado frente a un mundo hostil, y este Jukebox, que es una bomba sensual de covers estilo años setenta que mezcla soul (‘Aretha, sing one for me’ del soulman George Jackson), jazz (lectura del ‘Ramblin Woman’ de Hank Williams) y clásicos citadinos de antaño (‘New York, New York’).

Chan Marshall ya es una treintañera muy sofisticada y atractiva, lo que se filtra en su voz y en sus arreglos. Éstos ya no se basan en la guitarra acústica y la batería de un cross bones style, sino que incluyen mucho piano, al natural y eléctrico, guitarras slide, cuerdas, percusiones, cortesía de la Dirty Delta Blues Band, que incorpora a caporales como Judah Bauer (guitarrista de Jon Spencer Blues Explosion), Jim White (baterista de Dirty Three) y Matt Sweeney (ex líder de Chavez y colaborador de Guided by Voices y Will Oldham).

Del minimalismo a la exuberancia, del despertar introspectivo al despertar sexual (la dylaniana ‘I Believe in You’), Cat Power ha cambiado. Incluso desde su anterior disco de versiones, The Covers Records (Matador, 2000), más próximo a sus primeros trabajos. Recién en la única original del disco Jukebox, ‘Song To Bobby’ junto con ‘Metal heart’ –relectura de un clásico personal del disco Moonpix (Matador, 1998)-, uno dice: “Ah! Es ella???.

Si bien la Marshall pasó de la ensoñación indie-lo-fi al soul, ello no necesariamente caerá bien para todos. ¿Es ella o Joss Stone quien canta? ¿Esta nueva mujer de gustos finos, convertida en hottie, logrará atraer algo más que el público que recién la conoce, adicto a poses snob y frapuchinos? ¿Quedará algo de esa hermosa adolescente auto-destructiva en esta vampira devoradora de hombres? Canciones como ‘Don’t explain’ (popularizada por Billie Holliday), nos dicen que sí, pero otras como ‘Woman left lonely’ (original de Will Oldham) nos dicen que se perdió en un trip a lo Carole King.