Contriva – Separate Chambers (Morr Music) Andrés Acevedodiciembre 4, 2006Discos3 comentarios Otra joyita que ingresa al catalogo de Morr Music. Masha Qrella, Max Punktezahl, Rike Schuberty y Hannes Lehmann, avezados compañeros de ruta en proyectos amigos como The Notwist, Masha Qrella y Mina, nos entregan su mejor creación en diez años de existencia, manteniendo en alto una carrera de pulcros sonidos y delicadas emociones. La premisa principal de Separate Chambers es una sensación total de placidez y expansión. Claramente, el cuarteto ha decidido elaborar un álbum más meditativo, reservando los coletazos de post-rock explosivo (la notable, aunque hoy día más predecible ‘Presentimient’, de If You Have Stayed, del 2003) para momentos más ulteriores y de mayor persistencia, como en ‘No one below’ (experimental en su búsqueda de sonidos orientales) o para momentos ásperos (el clímax en ‘Bluebottle’). Trabajando una línea de guitarras acústicas y eléctricas que deben mucho al bossa nova y al aprendizaje indie rock de Fridge, avanzan en la línea melódica Tristeza y, sobre todo, abren el terreno a una paleta detallista de instrumentos de gran contundencia. En su ensamblaje de instrumentos nobles (violín, viola, armónica) junto a la electrónica de teclados ambient o la simpleza del piano, sin contar la percusión de sobrados recursos de Hans Lehmann, con tintes de jazz sincopado y detalles (como golpear bordes de batería o acompañar con maracas) que abren muchos senderos para deleitar los sentidos. Alternando canciones de un avance más concreto y dinámico con momentos más impresionistas y difusos, van generando en el auditor una hipnosis controlada y una calma permanente. Sólo se puede tachar cierta languidez propia del género – que se rompe sabiamente en las dos canciones en que canta Masha Qrella- pero si se les deja correr sin filtros críticos, son la mejor compañía (personal) para un viaje sin interrupciones. Para quienes los vienen siguiendo desde sus inicios y para neófitos como quien escribe, será ésta una tarde soleada y estival, de profundidad incomparable a sus anteriores paradas y destinada a perdurar con luces propias.