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Neón, mucho neón. Un colectivo artístico en Baltimore que ponen en los flyers de sus eventos que no aceptan ahueonados. Desfiles de poleras rosadas con monstruos bordados y una fiesta sin escenario con un tipo cantando sobre un millar perillas. De ahí viene Dan Deacon, que con su sexto disco aparece como niño símbolo del underground-feliz DIY de la costa este gringa. Amparado por el grupo de artistas Wham City y con fama de performer feroz, Spiderman of the rings es su compendio animado que sonaría en 3D technicolor si pudiera.

Abriendo con un loop interminable de la risa del Pájaro Loco, ‘Spiderman of the rings’ entra con lo que podría pensarse que es un desafío a la paciencia matizada con líneas de teclado de dance francés. Pero el álbum sigue raudo a ‘The cristal cat’, un single asombroso que mezcla elementos tan disímiles como beats distorsionados, una voz high pitch y una fraseo pesado que se dirige veloz a una explosión instantánea de sintetizadores que parecen escucharse desde una transistor. De ahí viene la temprana pieza central del disco ‘Wham city’, que es tanto un tributo a su amigos como un ejercicio notable de cómo armar una progresión con líneas al principio casi IDM, sintetizadores mal sintonizados con voces fraternales y luego perillas que al distorsionarse dibujan algo como un trazo que parece subir agudo y bajar rápido para volverse grave en las orejas, para después llegar a una suerte de meseta de vocoders de redobles espaciales épicos. Sorprendente a lo menos.

Sigue después el disco con la calma casi acuática de ‘Big Milk’ y Deacon vuelve otra vez a la adrenalina ritalínica de video juego de ‘Okie Dokie’. Con eso el disco sigue rápido, maniaco, como si no hubiese tiempo que perder para poder agregar tanto sonido maravilloso: teclados furiosos de high pitch punk en ‘Trippy green skull’, con ritmos de rebote entre perillas que suenan a pájaros y una voz de vocoder que acusa a su papá de ser el más tonto de todos. En ‘Pink Batman’ hay una pausa de clavicordio de final de etapa en un campo de pixeles, y Spiderman Of The Rings cierra con ‘Jimmy Roche’, la acumulación de todas las secuencias, todos los lásers, todos los pitchs en un batatazo que va saturándose en su soporte hasta colapsar en seco.

Un disco fantástico, pero fantástico escrito con un signo de exclamación fluorescente. En Spiderman Of The Rings todas las referencias apuntan a algo infantil, pero la frescura sub12 viene de una estética punk avant-garde: arty and fun! Para seguirle la pista a Deacon en sus desvaríos animados de ayer y hoy.