Lo decía nuestro colaborador Rodrigo Salinas a propósito de la edición de Dreamt for Light Years in the Belly of a Mountain (2006): Sparklehorse dejaba atrás una manera de hacer música (acústica y lo-fi) para dar paso a un nuevo ciclo, aventurándose en territorios más complejos o, por lo menos, diametralmente distintos. Con esa premisa, Mark Linkous (el nombre detrás de Sparklehorse) se asocia con Danger Mouse e invita a la crema y nata del rock/pop independiente a un proyecto que, tropiezos mediante, deja en claro la calidad compositiva de sus cabecillas.

Dark Night of the Soul retoma el halo atmosférico dejado por Linkous en Dreamt…: guitarras calmas y cálidos acordes de piano acompañados de suaves glitches eléctricos y ligeras distorsiones en la voz. Y en medio de todo, letras de claroscuras temáticas – una constante en toda la carrera de Linkous – que, en boca de los invitados, toman un nuevo sentido. El potente desgarro emocional en voz de Black Francis (“Angel’s Harp”); el resucitado Jason Lytle aportando dosis de dulce melancolía (“Jaykub” y “Everytime I’m With You”); o el brillo de la angelical voz de Nina Persson sacando del abismo al propio Linkous (“Daddy’s Gone”) aportan un nuevo matiz a la telaraña íntima que se teje en la oscura alma de su autor.

Aun cuando DNOTS es un disco algo disperso y, por momentos, decepcionante (los temas en que Iggy Pop, Julian Casablancas y James Mercer participan parecen descartes de sus propios proyectos), lo conseguido por Danger Mouse y Sparklehorse en este trabajo supera con creces a sus contemporáneos (y en muchos casos, a sus propios invitados). Si nada de esto es suficiente argumento, bien se puede adelantar todo el disco y escuchar los temas que otro ente de voz y corazón tortuoso interpreta hacia el final de éste: en “Grim Augury” y especialmente en la canción que da título al disco, Vic Chesnutt (acompañado en esta última por David Lynch) le da a la palabra angustia un nuevo sentido. Un sentido que deja claro por qué esta es la noche (más) oscura del alma.