Deerhoof – Offend Maggie (Kill Rock Stars) José Luis Báeznoviembre 17, 2008Discos6 comentarios Si existe una agrupación capaz de “musicalizar??? una invitación a una noche de fiesta, alocada al máximo y donde cualquier cosa puede pasar, esa es Deerhoof. Propongo comprobar esta idea poniendo exactamente el disco en el 2:16 de la canción “Eaguru guru???. Es una breve sección consistente en una línea de doble guitarra agudísima que suena vertiginosa, apoyada por un bajo y una batería que golpean furiosa y rítmicamente como si el mundo se fuera a acabar, paradójicamente insertos dentro de una densa construcción de riffs disonantes, intercalados para un sonido especialmente agobiante. No es difícil que tus sentidos se vean atrapados por esta bomba musical que están recibiendo y que es sólo un fragmento de un disco que exitosamente se mueve por terrenos musicales como el free jazz, el pop sesentero, la improvisación y, naturalmente, el rock. El ahora nuevamente cuarteto de San Francisco (fueron trío para su aclamada anterior entrega Friend opportunity) se reafirma en su calidad de estandartes del actual indie americano con su duodécimo trabajo. La calidad de las composiciones de Offend Maggie se siente a kilómetros y la actitud de “hazlo tu mismo??? que demuestran al producir ellos mismos su música, sus videos y sus presentaciones, los hacen ineludibles. En Offend Maggie y como nunca antes, Satomi Matsuzaki, Greg Saunier, Ed Rodriguez y John Dieterich se presentan como el niño genio, hiperactivo, adelantado a su edad y que es capaz, dentro de su inocencia y vitalidad, de crear también momentos musicales de profunda reflexión y cuidada composición. La frase “creativa locura organizada??? podría resumir estas catorce canciones, que perfectamente servirían para musicalizar, como ya se dijo, la más trastornada y alcoholizada fiesta, pero también para leer al intelectual de turno o analizar la decadencia del mundo moderno. Extravagancias estilísticas, como poner una dulce pieza acústica de corte folk (“Don’t get born???) como introducción a una potente pero mid-tempo canción de guitarras distorsionadas y con un muy bien construido y emocionante crescendo intermedio (“My purple past???), son la pauta que encontramos en casi todo momento. La voz infantil de Matsuzaki, presente en casi la totalidad del disco, ofrece contrastes la mayor parte del tiempo, pero, lamentablemente, al pasar muchas escuchas se vuelve contra si misma. Pese a que la experiencia de oír Offend Maggie es soberbia, su voz se torna especialmente insoportable en “Basketball get your groove back???, “Fresh born??? y “This is god speaking???, tres canciones que podrían ser las más débiles del disco, debido un sonido un tanto idiota y de tono burlesco, que se aparta de la sofisticación alcanzada en los otros once tracks. El “tonto??? riff central de “Fresh borne??? y Matsuzaki cantando literalmente cosas como “rah rah rah??? y “tot tot tot???, difícilmente llevan a una favorable opinión. Sin embargo, su voz si va ciento por ciento con momentos geniales como el puente de “Family of others???, una estupenda canción de complejos arreglos de guitarras acústicas y eléctricas y de una extraña elegancia, que la hace sonar vanguardista pero accesible. “Snoopy waves??? también se beneficia del jugueteo de su voz, acentuando el tono beatlesco y amigable de las guitarras. En la melancólica “Buck and Judy???, las letras que “cuestionan??? el mito de Adán y Eva, en ese tono tierno de la japonesa, se acompañan de complejas escalas en las guitarras, que sumadas al piano recuerdan a las disonancias setenteras de Henry Cow o King Crimson. El trabajo de Greg Saunier con su simple set de batería es otro de los puntos destacables. Sólo con bombo, caja y un gigantesco hi-hat, sus ritmos y líneas percusivas son siempre innovadoras y aportan esa sensación de soltura e improvisación que matiza muchos de los momentos del disco. Lo mejor de esto ocurre en “Numina O???, donde la batería es estridente pero suave cuando tiene que serlo, con un leve dejo de jazz, que sigue al escalofriante motivo central de las guitarras y a unas las letras que hacen referencia a la omnipresencia de supuestos dioses. Una canción sublime, de esas que se pueden repasar muchas veces en el mismo día y que son tan difíciles de explicar que es mejor escucharlas inmediatamente. Así lo mismo con todo el disco, uno de esos que ya terminó cuando recién lo pusiste y que tienes que escucharlo nuevamente. Ya no extraña cuando lo has tocado hasta el cansancio y podrías escribir párrafos y párrafos. Offend Maggie es, para quien modestamente escribe, uno de los mejores discos del 2008.