denver110.jpg

Cuando uno revisa las notas interiores que acompañan el Tigermilk de Belle and Sebastian, se encuentra con un relato que, brevemente, intenta dar pinceladas del espíritu de esta banda, contándonos cómo Isabelle conoció a Sebastian, qué opinaban el uno del otro y por qué empezaron a hacer canciones juntos. Guardando las distancias y tomando en cuenta que se trataba de una biografía ficticia, el debut de Dënver tiene muchas similitudes con ese pequeño cuento: desde la candidez que rodea el relato/disco hasta los pequeños guiños al amor, la literatura y la música, por supuesto.

Totoral (Neurotyka, 2008) es un trabajo que está armado desde una adolescencia inocente y cálida, donde el amor (o la falta de él) juega un papel central. Acá hay canciones donde se expresan las inquietudes propias de esta etapa, las emociones encontradas y los deseos anhelados. Totoral es también un disco que crea un mundo aparte, fuera del continuo espacio temporal. En eso, cumple un objetivo muy claro: es pop en estado puro, sin segundas intenciones y, en parte por ese motivo, es un trabajo que debe escucharse con prudencia, ya que a más de alguien puede llegar a molestar tanta dulzura no premeditada: pocos se resistirían a emitir algún juicio ante versos tan explícitos como “ella tiene caramelo / en la sangre y en los huesos??? (“Corazón estacional???) o “siente, ya no hay Dios / solo hay amor??? (“Paraíso de menta???).

Sin embargo ahí, en la abundancia de clichés y frases azucaradas, existe un trabajo de escucha y revisión del pop que en los últimos treinta años ha sido centro de atención tanto para el mainstream como para la escena más independiente: desde Abba hasta Magnetic Fields, todos los tópicos posibles por los que se ha pasado el pop contemporáneo están presentes en este disco. Hay coqueteos con el folk (“Conceptos???, “Los menos???), la indiétronica (“Corazón de Andrés???) y el twee (“Insistes en volver???, “Los últimos veranos???). Todos las etiquetas, por supuesto, con el sufijo de “pop???.

Este acercamiento casi holístico al pop no sólo es propio de las melodías, sino también de las letras: Milton Mahan –compositor de diez de los once temas que conforman el disco– tiene la facilidad de expresarse desde el relato en primera persona, pasando por pequeñas historias ficticias, e incluso logra poner su propia desdicha y emocionalidad en cuerpo (y voz) de mujer. En ese aspecto, el papel que juega su compañera Mariana Montenegro como intérprete de canciones “ajenas??? no debe ser ignorado ni minimizado. Por lo demás, el único tema compuesto por ella en este trabajo (“Estilo de vida???) bien podría haber sido interpretado por The Carpenters hace cuarenta años.

Sin duda, Totoral es un disco que despierta pasiones encontradas y no debe ser juzgado negativamente ante una primera impresión. Acá hay elementos ciertamente destacables y otros que deben ser examinados con más calma. Acorde a la atmósfera de este trabajo: no hay que olvidar –y como nos recuerdan todas y cada una estas canciones- que este disco fue creado casi en su totalidad en un contexto no citadino, no urbano y no contaminado. Y el pop, por más que nos cueste entender, tiene mucho de eso.