Depeche Mode – Construction Time Again (Mute, 1983) Edmundo Velosoagosto 22, 2013Discos1 comentario Hace 30 años atrás, un 22 de agosto de 1983, para Martin, David, Andy y Alan, ya era tiempo de volver a construirse. La celebración negra aún no empezaba, pero una gran recompensa se escondía tras la música para las masas. 1982 fue un año muy difícil. Tras la partida de Vince Clarke, Depeche Mode había pasado de ser cuarteto a ser un trío, y había perdido a su principal compositor. Martin Lee Gore, intentó sacar a flote a la banda, componiendo todo el material de A broken frame (Mute, 1982), un disco que, a pesar de continuar la senda de su debut Speak & spell (Mute, 1981) con canciones pop de letras alusivas al amor/desamor, revelaba en varios cortes como ”Shouldn’t have done that”, ”Satellite” y el single ”Leave in silence” algo de la oscuridad que estaba por venir en los años siguientes. Martin, David Gahan y Andy Fletcher, no volverían a estar en esta misma situación hasta el año 1995. Decididos a encontrar un reemplazo para Vince Clarke, quien ya empezaba a cosechar éxito con su nuevo proyecto Yazoo, el ahora trío decide poner un aviso en Melody Maker buscando tecladista: ”Se necesita tecladista para una banda establecida – Nada de gente que pierda el tiempo.” Alan Wilder, un joven de 22 años y con formación clásica, respondió el aviso. A pesar de que se buscaba un tecladista de 21 años, mintió sobre su edad para conseguir el puesto. Fue así como se integró a la banda para el Broken frame tour, y su aporte como compositor vio la luz en ”The great outdoors”, un instrumental co-escrito junto a Martin Lee Gore, y que se convirtió en la cara B del single “Get the balance right!”, séptimo single de la banda y primero en contar con su participación en los teclados. [youtube]http://www.youtube.com/watch?v=XWK7QLvuI-I[/youtube] Por aquél entonces, Martin había asistido a un show de los indutriales Einstürzende Neubauten, y atónito por la estruendosa performance de Blixa Bargeld y compañía, se inspiró para intentar incorporar esas texturas al sonido de la banda. Mediante el uso del synclavier, se samplearon sonidos grabados en vivo, desde pelotas de ping-pong hasta martillos y baquetas golpeando rejas y cañerías. La canción ”Pipeline” (tubería) es el mejor ejemplo de esta experimentación. Grabada por completo en un sitio de construcción, incluye el afortunado accidente del sonido de un tren pasando mientras Martin grababa las voces. Otro gran ejemplo de esta aproximación industrial es ”Work hard” (compuesta por Martin Gore y Wilder), el lado B del single ”Everything counts”. ”Este fue el primer disco donde nos sentamos a disctutir sobre la tecnología de ese momento y acerca de cómo la podíamos utilizar”, diría Alan Wilder. Para crear un sonido más duro, los sintetizadores no se conectaron directamente a la mesa de mezcla, sino que iban directo a amplificadores, de los cuales se grababa mediante micrófonos el sonido en directo. [youtube]http://www.youtube.com/watch?v=nIpMQtJfosQ[/youtube] La incorporación de Alan Wilder al sonido de la banda fue fundamental para los años por venir. Siendo el único miembro de la banda con formación clásica, tenía otro enfoque respecto a las composiciones y como debían ser trabajadas. En palabras del propio Martin, tener a Wilder en la banda era como ”tener un profesor que revisara tu trabajo antes de mostrarlo.” Sus ideas otorgaron a menudo nuevas perspectivas que dotaron a las canciones de nuevas aristas antes no exploradas. No es al azar que el nombre del disco que marca el comienzo de su trayectoria en Depeche Mode sea Construction time again (Tiempo de construir nuevamente). ”’The landscape is changing” y ‘Two minute warning” (la leyenda dice que la banda trasandina Dos Minutos debe su nombre a este tema), marcan su debut como compositor dentro del marco de un álbum de la banda, rol que se expandirá con el tiempo, incluyéndose en cada disco posterior al menos una canción de su autoría. En cuanto a las letras, Construction time again se adentra en el terreno político que la banda explorará posteriormente, en especial en Some great reward (Mute, 1984) y Black celebration (Mute, 1986). Sus visiones anti-capitalistas, tenían el antecedente en ”Shouldn’t have done that” de su disco anterior, canción que medita sobre el delicado equilibrio formativo de un niño (”Plans made in the nursery can change the curse of history, remember that.”), y de cómo un paso en falso puede terminar haciendo de él un dictador (”Leaves school to follow his ambition, knows what he wants: to be a politician. Shouldn’t have donde that.”) ”Love, in itself”, abre el disco diciendo: ”There was a time when all on my mind was love. Now I find that most of the time love is not enough, in itself.” Le sigue ”More than a party”, con su pulso acelerado y sus golpes: ”We’ve had enough of this blind man’s bluff. You’ve kept us in the dark for long enough.” Luego, aparece aquél monumento llamado Pipeline: ”Taking from the greedy, giving to the needy.” El lado 1 termina con el ejemplo más icónico: es el single ”Everything counts” (musicalmente, una influencia indiscutida para ”El baile de los que sobran” de Los Prisioneros), cuyo épico coro señala: ”The grabbing hands grab all they can. All for themselves, after all. It’s a competitive world. Everything counts in large amounts.” [youtube]http://www.youtube.com/watch?v=1t-gK-9EIq4[/youtube] El lado B abre con ”Two minute warning” y la desolación después de la bomba: ”The sun, the solitude, the cemetary. So welcome to your last.‘‘ Shame, hace lo suyo apuntando con el dedo a las fuerzas de la opresión y la opulencia: ”Do you ever get that feeling when the guilt begins to hurt, seeing all the children wallowing in dirt. Crying out with hunger, crying out in pain. At least the dirt will wash off when it starts to rain. Soap won’t wash away your shame.” La preocupación ecológica aparece en ”The landscape is changing” : ”The landscape is changing, the landscape is crying. Thousands of acres of forest are dying… I don’t care if you’re going nowhere, just take good care of the world.” Luego, el turno de lo inevitable en ”Told you so”: ”Something went wrong along the way, everybody’s waiting for Judgment day.‘‘ El disco concluye con ”And then…”, donde la reflexión final es simple. No queda más que volver atrás y construir el mundo desde cero, esperando que esta vez todo se haga bien: ”Let’s take a map of the world and tear it into pieces. All of the boys and the girls will see how easy it is. To pull it all down and start again from the top to the bottom and then I’ll have faith or I prefer to think that things couldn’t turn out worse.” Al más puro estilo Hipgnosis, la épica portada de Brian Griffin es una fotografía hecha en las mismas cercanías del monte Matterhorn. El arte del disco y de los singles, con sus martillos por doquier (inspirados en iconografía socialista), no harían más que reforzar en la crítica apelativos tales como “los bolcheviques de Basildon”. [youtube]http://www.youtube.com/watch?v=fR1zvKAkrb8[/youtube] Contando con la producción de Gareth Jones, quien después trabajaría, entre otros, en Halber mensch (Some Bizarre, 1985) y Fünf auf der nach oben offenen Richterskala (Some Bizarre, 1987) de los mismísimos Einstürzende Neubauten, The ideal copy (Mute, 1987) de Wire y Wild! (Mute, 1989) de Erasure, este es el disco donde Depeche Mode pasó de ser una banda one-hit-wonder a transformarse lentamente en una entidad con un propósito y una identidad sónica declaradas. La máxima manifestación de ello, será el disco doble en vivo 101 y el documental del mismo nombre, lanzados ambos en 1989. Este último, dirigido por D.A. Pennebacker (el mismo director de Don’t look back, de Bob Dylan), muestra en todo su esplendor la fuerza que Depeche Mode fue capaz de arrastrar en su gira Music For The Masses de 1987. El sonido de Depeche Mode tal como lo conocemos, es heredero directo de los esquemas trazados en este disco. Lo industrial al servicio del pop de Some great reward (mute, 1984), la oscuridad de Black celebration (Mute, 1986), lo épico y hedonista de Music for the masses (Mute, 1987) y lo minimalista de Violator (Mute, 1990). Songs of faith and devotion, (Mute) de 1993, será el disco donde Depeche Mode se enfrentará al lado oscuro de ser una banda de rock, llegando al punto de casi perder a David Gahan producto de su adición a la heroína, y teniendo que asumir en 1995 la renuncia de Alan Wilder como integrante, después de 13 años de servicio.