Aparte de ser la principal fuerza creativa en Dirty Projectors, lo que sabemos de Dave Longstreth no es mucho. Un personaje que apareció hace algunos años haciendo ruido y, más allá de algunos datos biográficos, la libertad que tiene -en términos musicales- le permite ir donde quiere. Al menos eso es lo que se palpa en Bitte Orca, el sexto disco de Dirty Projectors y que aún siendo algo irregular, se convierte en una experiencia simultáneamente insensata, desfachatada y compleja. Acompañado muy efectivamente por las voces de Amber Coffman, Angel Deradoorian y Haley Dekle más la inquieta batería de Brian Mcomber, Bitte Orca se nota forjado desde la rebeldía a la convención de la canción tradicional a la vez que hecho con un palpable amor por crear un ambicioso pop diferente y de sello único.

The Getty Address, The Glad Fact y Slaves’ Graves & Ballads son antecedentes con una propuesta hermética y conceptual; discos con una carga predominantemente disonante, cerrados hacia sí mismos y poco accesibles a un gusto masivo. En el 2007, para el logrado disco Rise Above -una productiva re-imaginación desde la memoria al disco Damaged de Black Flag- Longstreth suavizó un poco las cosas logrando un disco original con su dosis de experimentación intercalada a numerosos momentos melódicos y accesibles. Un disco bastante interesante que llamó la atención de algunos medios especializados, así como también a Björk y David Byrne, que los invitaron a colaborar con ellos recientemente.

La expectación que se generó previo al lanzamiento de Bitte Orca, ha dado paso a una buena recepción para un trabajo en el cual se deja lado la unidad conceptual de los antecesores por el valor de las canciones. La actitud dual intrincada/caótica -algo reminicente a las composiciones de Frank Zappa, por ejemplo- palpable en los numerables fraseos de las guitarras, más los juegos polifónicos vocales de las vocalistas Coffman y Deradoorian (que se roban la película en muchas ocasiones) podrían apuntarse como los ejes de Bitte Orca. La manera en que Longstreth arma los acordes y fraseos -rápidos y espasmódicos- influenciados por sonidos de la música popular africana y siempre al límite de quedar fuera de los compases, dan la personalidad a las 9 canciones y logran uno de los propósitos del disco, que en declaraciones del propio Longstreth, era crear un híbrido entre su sonido propio y algo mas masivo como Timbaland, Led Zeppelin o The Beatles.

“Stillness is the move” (tiembla Mariah Carey dijo alguien por ahí) y su avasallador sonido r&b acabado con un hermoso final sinfónico, “Temecula sunrise” con su compleja rítmica y su adictivo coro, “Remade horizon” con un extraño riff inicial y con interesantes juegos de escalas que se entrelazan a la vez con mantras vocales. Canciones que desafían la típica estructura intro/estribillo/coro/puente/estribillo/coro, generando residuos armónicos y melódicos que se transforman en interesantes variaciones. Incluso con bajones como “Fluorescent half-dome” o “The bride”, que no logran crear la excitación del resto de las canciones, Bitte Orca da el tono como disco consagratorio. El producto fresco generado del cerebro bizarro de Dirty Projectors, dado vuelta de adentro hacia fuera y funcionando en una realidad pop paralela.

MP3: Dirty Projectors – “No intention”

VIDEO: Dirty Projectors – “Stillness is the move”
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