“Caminaremos a través de las paredes”. Tal parece ser el ánimo que inunda el nuevo disco de Electric President, Sleep well. Las melodías etéreas se deshacen como fantasmas en los muros, como halos de luz difusos, en guitarras ruidosas, ritmos pausados y voces a coro. La electrónica en el álbum proporciona búsqueda, atmósferas y sonidos inusuales, mientras que la guitarra acústica guía canciones como “Graves and the infinite arm???. Los ambientes inquietantes de esta canción se expanden hasta alcanzar peso y densidad, para luego evaporarse. Sorpresivamente, el tema se rearma, con una luminosidad proporcionada por el teclado.

Este es un ejemplo de la clase de historias que Electric President propone en su más reciente trabajo, que se remite a la experiencia onírica (Duerme bien), y al pasar de un estado a otro sin mayor explicación o lógica. Ello va desde la introspección hasta temas más movidos -aunque nostálgicos-, como “It’s like a heartbeat only it isn’t???. Aquí los beats juegan un papel preponderante, así como el trabajo de sampleo y de loops. Los procesos digitales tienen como trasfondo, sin embargo, una calidez y una humanidad que rehuye lo maquinal. ¿Futurismo con guitarra acústica? Ben Cooper y Alex Kane utilizan ritmos quebrados y rasgueos indie, junto a capas de IDM al estilo de Aphex Twin y ruidos de música de procesadores en 8 bits. Suena marciano pero el resultado es bello y coherente, con un encanto de novela de ciencia ficción de Ray Bradbury; otro mundo, con canciones de cuna estelares como “Lullaby??? y de pop extraño como “Adrift in space or whatever???.

Gabado en Florida, Sleep well suena a ratos bastante inglés, tanto por el ambiente sicodélico que inspira el disco (¿Beach Boys en un programa de la NASA?), como por esa melancolía cercana al new wave y al shoegaze, que dan cuenta de un recorrido que viene de lejos en Electric President, quienes componen canciones como los momentos de paz luego de la tormenta. Así lo sugieren el piano y el melotrón de “It’s an ugly life???. “When it’s black??? cierra el disco en la incógnita de la penumbra, con una melodía dislocada y perturbadora en la senda de los mejores Pixies. Esas dosis de veneno llevan el álbum hacia sendas desafiantes y atractivas.