Un tambor desnudo con ritmo de vals. Luego una guitarra acústica que entra ligeramente a destiempo. Después, un piano y una guitarra eléctrica que complementan el arreglo. Por último la suave voz y la historia melancólica de hoy: “First the mic, then a half cigarrette/singin’ Catthy’s Clown (…)/ she shows no emotion at all/ stares into space like a dead china doll/ I never gonna know you now, but i’m gonna love anyhow”. Para mejor referencia la canción se llama ‘Waltz #2 (XO)’ y su autor se llama(ba) Elliott Smith. Así las hacía y sin problemas rompía toda esperanza vital. Y como ésa tenía decenas (‘Angeles’, ‘Between the bars’, ‘Can’t make a sound’, ‘Alameda’, ‘Miss Misery’ ¿seguimos?) creadas al amparo de una depresión impostergable y unos vicios de difícil manejo.

Fueron 5 los discos que publicó Smith en vida, antes de suicidarse el 22 de Octubre de 2003. ??lbumes frágiles, repletos de hermosas canciones, que, fatalmente, hablaban del precario estado de ánimo de su autor. Discos que generan un sentimiento paradójico: por una parte, las ganas de escucharlos y maravillarse con la capacidad compositiva y la claridad en los arreglos; por otra, la necesidad de alejarse de ellos, sino se está en una disposición de ánimo, digamos, primaveral. En XO (Dreamworks, 1998) o Either/or (Kill rock stars, 1997) no te vas a encontrar con la desesperanza absoluta de Mark Kozelek o la ironía distanciada de Mark Eitzel; en el mundo de Elliott Smith todo era dulce y, lamentablemente, en serio. Peor aún para su autor.

Aunque es difícil no pensarlo como parte de la misma “operación necrológica??? que ha sufrido el bueno de Jeff Buckley la última década, podemos decir que New Moon parte de coordenadas distintas. Considerando que Smith componía y grababa incesantemente para luego elegir las 12 canciones de cada disco oficial, los “descartes??? que presenta este álbum tiene bastante poco de esa condición. Más bien lo que diferencia a temas como ‘All cleaned out’ o ‘Angels in the snow’ de ‘Coming up roses’ o ‘Ballad of big nothing’, es la simpleza del arreglo y el carácter de demo que tienen. Ahora sí nos acordamos que la instrumentación “oficial??? del período que comprende esta compilación (entre los discos Elliott Smith de 1995 y Either/or de 1997) variaba entre la simple guitarra acústica y el acompañamiento tímido de alguna batería, las cosas no varían del todo.

Respetuoso en el acercamiento a las grabaciones dejadas por Elliott Smith, el compilador Larry Crane deja casi en estado natural lo que hizo el artista entre su propio 4-pistas, algunos estudios y sótanos varios. Sólo’New disaster’ mezcla dos diferentes sesiones, mientras pequeñas joyas como ‘Georgia, Georgia’ o ‘High times’ no requieren más que guitarra y voz para enfrentarse a los temas ya conocidos. ‘Thirteen’ y ‘Miss misery’ destacan por otras cualidades: el primero, una muestra de lo bien que se le daban los covers a Smith (consíganse su versión en vivo de ‘I me mine’ de George Harrison enseguida); la segunda, una muestra sin pulir, aunque casi definida del tema que lo haría ingresar de traje blanco a la mismísima ceremonia de los Oscar en 1998.

Luego de realizar los temas que conforman este disco póstumo, Elliott Smith aprovechó el impulso mediático de ‘Good will hunting’ y se trasladó a la poderosa Dreamworks, donde editaría sus dos últimas placas: XO (1998) y Figure 8 (2000). Por favor evitar la hipótesis del artista presionado por su compañía que baja su compromiso artístico y acaba matándose. Los discos referidos están entre lo mejor de la discografía de Smith y, si bien la compañía le rechazó en un par de ocasiones el póstumo From The Basement On A Hill (2004), no fueron precisamente ellos quienes pusieron el cuchillo en su depresivo pecho. Las razones del final ya están en New Moon y, por lo tanto, debiesen ser recibidas con la dicotomía de toda obra que pronostica un triste final. Ya se sabe, placer y tristeza, en partes iguales.