elviscostello110.jpg

Si estás delante de la pantalla de un computador todo el día, más de alguna buena idea se te tiene que ocurrir. Sobre todo si corre la segunda mitad de los años setenta, la gente todavía no se aliena frente a las maquinitas aquellas y eres de los pocos que no están en la calle saltando, gritando o escupiendo en la amarga Inglaterra de la recesión económica. Es la eclosión punk y este señor que arregla computadores se llama Declan Mac Manus y está camino a ser el “otro Elvis???. Cuando quedan sólo meses para que el original rey del rock sucumba a base de su estricta dieta de tranquilizantes y alcohol, el que decide apellidarse Costello escribe en la oscuridad y planea su arribo al mundo musical.

Porque no sólo de Sid Vicious y Johnny Rotten vive el hombre (punk), sino que también de caballeros que no requieren chaquetas raídas y pelos en punta para desordenar un rato el ambiente. Ellos responden al nombre de los “angry young men???, y son Joe Jackson, Graham Parker y nuestro invitado: Elvis Costello. Los tres sacarán sus placas debut entre 1976 y 1979 y darán pie a la conjunción definitiva entre el sonido británico propio de los 60as (mucho de northern soul, bastante Beatles) y la energía de los ritmos conocidos en la década posterior (punk y algunos descubrimientos como el ska y el reggae). Costello, como signo de la época, dejará de lado a los americanos y algo más suaves Clover, que grabaron My Aim is true (Columbia, 1977), y reclutará a Pete Thomas en la batería, Bruce Thomas en el bajo y al fundamental Steve Nieve en los teclados para formar The Attractions, la banda que lo secundará hasta 1984 (con una reunión 10 años después) y que resucitará a mediados del 2002 bajo el nombre de The Imposters. Con ellos encargados del background instrumental (la guitarra del líder es más bien un acompañamiento frente a la omnipresencia de los teclados de Nieve) y en un constante estado de urgencia lírica y musical, Elvis Costello facturó uno de aquellos discos que terminaron de sepultar al ya falleciente rock progresivo. Muchas, pero muchas gracias.

Probablemente debe ser una de las consecuencias inesperadas de esta (bendita) era del mp3, pero la profusión de deluxe editions que han inundado el mercado parecen hablar de una respuesta orquestada de la industria frente a la baja venta de discos. Si los compradores no se van a arriesgar a adquirir las novedades, ya sea de promesas o vejetes, mejor resulta apostar por ediciones de aquellos discos que de tan clásicos merecen exhaustivas revisiones. Así, This year’s model, impecable en su primera edición de once canciones, se transforma en una obra de mayor interés, si nos enteramos del proceso previo y posterior a él en este álbum doble. Claro que esto es neoliberalismo salvaje y se debe acotar que ya existía una primera reedición por RykoDiscs en 1993, con agregados que acá vuelven a aparecer como los singles y lados B “Radio, radio???, “Crawling to the USA??? y “Big tears???, entre otros, que completan un repleto primer disco.

La novedad en este caso, aparte del booklet, las fotos y todas esas excentricidades propias de un mundo pre-digital, es la presencia del segundo CD que sirve de testigo fiel de un concierto en plena forma de la banda en Washington año 1978. Ahí, los Attractions demuestran los motivos de su influencia directa sobre contemporáneos y sucesores (partiendo por la Joe Jackson Band) y atacan un repertorio que pasa sin problemas de la new wave de “Pump it up??? y “No action???, al northern soul de “You belong to me??? o a la cadencia reggae de “Watching the detectives??? y “(I don’t wanna go to) Chelsea???. Nada de “Alison??? u otras delicadas páginas primerizas.

La tranquilidad con la que Costello debió dar el visto bueno a esta (nueva) reedición debe provenir del hecho que This year’s model fue uno de los primeros aciertos de una carrera plagada de ellos. En el transcurso de los treinta años siguientes, Costello ha sido impostor country, afectado crooner y salvaje rockero, según la temporada. Incluso ha tenido el “privilegio??? de acceder a un hit masivo en Chile (sólo uno, por supuesto, sino ve que el auditor se espanta) con la maravillosa “Verónica???, de su colaboración con Paul Mc Cartney llamada Spike (Warner, 1989). Ello ha implicado que el inglés probablemente haya generado más discos de lo necesario (a veces ha cargado la mano con el azúcar, hay que decirlo), en una trayectoria que lo ha mostrado como un músico inquieto y con más fortuna que el casi desaparecido Graham Parker y el intermitente Joe Jackson. Por eso es que recorrer el original This year’s model y completar la pintura original con la serie de descartes, lados b y tomas en vivo, se vuelve una parada obligatoria para el que busca el inicio de una leyenda que sigue en construcción.