Con más de dos décadas de trayectoria y tras veinte discos publicados, Giant Sand sigue siendo una rareza. Y no por lo que hace su líder, compositor y único miembro estable, Howe Gelb, sino por el poco reconocimiento que han recibido. Es cierto que comenzaron a ser más comentados a principios de este siglo con su disco Chore of enchantment, y en 2004, con It´s all over the map, ubicaron su tema “Shiver??? en varias listas de lo mejor de ese año, pero los de Tucson no han logrado el alcance que sí obtienen dos antiguos miembros de la banda: John Convertino y Joey Burns, quienes dejaron Giant Sand un tiempo después de la aparición de Chore of enchantment para dedicarse por completo a su otra banda, Calexico. Con todo, y tras haber editado como solista Sno angel like you (2006) y Upside down home 2007- Return to San Pedro, Gelb encumbra nuevamente la bandera del country rock y de Giant Sand con su nuevo álbum titulado proVISIONS, acompañado de Thoger T. Lund (bajo), Peter Dombernowsky (batería) y Anders Pedersen (guitarra slide), trío de músicos daneses con que Gelb da forma a la aridez del desierto mediante canciones acaloradas y sembradas en las pedregosas tierras de la música americana.

proVISIONS comienza con “Stranded pearl???, en que Howe Gelb canta a dúo con Isobell Campbell, que demuestra cómo se adapta a los sonidos vaqueros con su canto suave y susurrado, complementado con exquisitez por la voz profunda de Gelb. PJ Harvey, quién ya colaboró anteriormente con Giant Sand, es homenajeada con la versión de “The desesperate kingdom of love???, aquí reformulada sutilmente por Gelb, quien le otorga mayor instrumentación y aridez. También aparece Neko Case (The New Pornographers) en “Without a word???, una canción que persigue con soltura el carácter country alternativo, tan propio de la carrera solista de Case y de toda la obra de Giant Sand.

Howe Gelb ha descrito a Giant Sand, en la página web de la banda, como “un estado de ánimo???, y ese estado se puede entender en temas como “Pitch & sway??? o “Can do??? (en que participa M. Ward), que suenan polvorientos, calurosos, con guitarras que se arrastran suavemente entre slides y líneas de bajo precisas y poco depuradas, en que la voz de Gelb logra la vehemencia y profundidad necesaria para cantar country y para dar forma a quizás uno de los mejores discos de americana que han aparecido últimamente.