goldfrappst110.jpg Si Supernature (2005) nos hizo pensar que Goldfrapp iba aproximándose cada vez más al pop electroclash, Seventh Tree es todo lo contrario. Y es que, a la primera escucha, el nuevo disco del dúo inglés no parece de ellos, sino de una banda revelación de (el tan en boga) neo folk. Sin embargo, prestando un poco más de atención a los minúsculos detalles y a la elegancia vocal, iremos descubriendo el sello de los británicos y notaremos que su sobriedad compositiva y su exquisito gusto por el esquema pop están intactos, incluso en uno de sus mejores momentos. En definitiva, la mejor manera de hacer frente a Seventh Tree es desprejuiciarse y ver, sin expectativas muy concretas, qué es lo que este vuelco en 180° tiene para entregarnos.

De una belleza extrema, el disco posee ese misticismo con matices oscuros propio de los puntos más brillantes de Cocteau Twins, tan redondo y tan perfecto como su disco Four-Calendar Café, de una intensidad suave y hasta subliminal que termina por atrapar en sus redes. “Clowns??? abre con su ritmo country y con la voz de Allison como jamás había sonado: limpia, aguda y reconfortante. Inmediatamente aparecen paisajes naturales, bosques encantados, vientos provenientes de tierras lejanas en donde hadas y criaturas silvestres poseen un reino al margen de la contaminación urbana y el ruido citadino. Murmullos, violines hechizados y una voz mágica hacen de esta primera canción la introducción perfecta para comenzar a adentrarse en la espesa vegetación otoñal de Seventh Tree.

Le sigue “Little bird???, en donde se conjuga el sonido de bajo, batería y guitarra con los arreglos eléctricos que Will Gregory ha sabido manejar tan bien a lo largo de su carrera, pero esta vez en función de proponer una nueva versión del pop, con una perspectiva ochentena cercana al dark wave. Así lo demuestra “Hapiness”, que remite a los ritmos de Siouxie, pero acá rearticulados con toques setenteros muy vintage sin perder en la mezcla la pulcritud de los sonidos y la suavidad orgánica que permanece impresa a lo largo de las diez canciones del álbum.

Los teclados son paulatinamente reemplazados por pianos y guitarras, las bases por percusiones reales y las atmósferas sintetizadas por cellos y otros instrumentos de cuerda, que gracias a detalles eléctricos logran construir un mundo musical pocas veces explorado. Sin duda la fusión de folk y electrónica ya ha dado muchos frutos, pero nunca hasta este momento el resultado había logrado ser tan armónico y esencialmente pop, con melodías digeribles, estribillos entrañables y con un sello tan personal como el de Goldfrapp, que durante años ha estado imponiendo moda y estilo tanto en el mundo de la música como en el de la imagen y de las pasarelas.

“Some people??? se instala en el medio de los cuarenta minutos como una canción sencilla, con la voz suave y cercana, casi al oído, tras la cual un piano enmascara varios sonidos que se van acumulando y que revientan en un clímax orgásmico, como corresponde al esquema pop más clásico y efectivo. Es la antesala perfecta para “A&E???, la canción más hermosa del disco y el primer single del álbum. Allí, una guitarra entrega el ritmo que se va enriqueciendo a medida que las palabras de Allison se suceden con una melodía conmovedora hasta la médula y con una interpretación verdaderamente insuperable. Son millones de sonidos viviendo en armonía, desplazándose de un extremo al otro con movimientos circulares y sutiles. Esto, además de una hazaña musical que pocos consiguen, es también un bello y perfecto despliegue discursivo sobre las ideas de la inglesa expresadas en una canción. Así es como finalmente no parece tan ingenuo exigir un mundo mejor, más limpio, más armónico. Con Seventh Tree la emergencia ecológica no sólo parece una tarea necesaria, sino también una tarea hermosa y que, por sobretodo, debe hacerse en conjunto.