Han pasado 8 años desde que Robert Pollard anunció el final de Guided by Voices. La longeva y prolífica banda de Dayton, Ohio, se despedía con un último álbum, Half smiles of the decomposed (Matador, 2004) y una gira final, ya convertidos en leyendas del indie rock. Fundados en 1983, el conjunto llevaba 15 álbumes y un sin número de sencillos, EPs y temas para compilaciones. En la actualidad, a sus 53 años, Pollard tiene más de 1500 canciones registradas bajo su nombre.

Let’s go eat the factory  reúne a los miembros de la que es considerada la formación de la época de oro de la banda, la que ha sufrido de innumerables cambios de personal a lo largo de su historia, con Robert Pollard como única figura fija. El guitarrista Tobin Sprout, el bajista Greg Demos y el baterista Mitch Mitchell fueron parte de los discos clásicos de Guided by Voices, como Bee thousand (Scat, 1994), Alien Lanes (Matador, 1995) y Under the bushes, under the stars ( Matador, 1996) y vuelven para este nuevo álbum.

Si bien la carrera discográfica de GBV empieza en 1987 con su Devil between my toes, no es sino hasta Propeller de 1992, que logran despegar dentro del underground norteamericano, para tocar en otros sitios y llegar a un público más amplio con sus discos. Antes, estos eran auto-editados y distribuidos entre sus familias y amigos. Para cuando sacaron su debut en Matador, Alien lanes, fue una sorpresa para muchos descubrir que esta banda llevaba tocando 8 años y que tenían más de 5 álbumes bajo el brazo.

La música de Guided by Voices no ha cambiado tanto desde entonces. Su sonido ha sido tildado como lo-fi, o de baja fidelidad, al usar principalmente grabaciones en 4 pistas y maneras inusuales de captura sonora. Ello para registrar un rock a veces crudo, otras melódico, pero siempre intenso y emotivo, por lo general concentrado en temas cortos.

Con el tiempo, la banda fue entrando al estudio y grabando en mejores condiciones, en una gradación que va desde Under the bushes, under the stars del 1996 -con participaciones desde Kim Deal (The Breeders, Pixies) hasta Steve Albini en las perillas-, hasta un cambio hacia algo mucho más pulido en Do the collapse (TVT, 1999), producido por Ric Ocasek de The Carrs. Ello para volver a la baja y media fidelidad en Universal truths and cycles (Matador, 2002). El nuevo, Let’s go eat the factory, se inscribe en este último tipo de grabaciones, registrado en las casas de cada uno de los participantes.

El sonido de Guided by Voices, oscilando entre un rock influenciado por los Beatles más psicodélicos (Pollard se hacía llamar Beatle Bob), baladas folks y temas más atmosféricos, se hizo un nombre principalmente por su fuerte voluntad punk: en vez del ‘cualquiera puede tocar’ de los Sex Pistols, Bob Pollard y cía. patentaron –junto a gente como Daniel Johnston y Lou Barlow- el ‘cualquiera puede grabar y editar’.

La auto-producción y el hazlo tú mismo como ethos del indie rock se hacen carne en Guided by voices. No es casualidad que tras ocho años de silencio, la banda vuelva a un sonido que ayudaron a cuajar. Silencio relativo, pues en este tiempo Pollard ha editado varias decenas de álbumes, entre solistas, colaborativos y con otros nombres de bandas, como Circus Devils, Lifeguards y Acid Ranch.

Let’s go eat the factory presenta el esquema de muchas canciones cortas (18 en total) y comienza con un rock ácido y a la vena, en la que Guided by voices recuerda el enorme potencial que despliega en vivo y que les llevó a transformarse en la banda de referencia para The Strokes. “Laundry lasers” y “The head” son un camión que te arrolla en su estruendo eléctrico e incómodo, mientras que “Doughnut for a snowman” vuelve al canon clásico de la balada acústica y melódica del grupo. “Spiderfighter” introduce una vez más el nombre Tobin Sprout en la firma de algunos temas. Desde su salida de GBV en 1996 que éste no ha dejado de producir material solista para sellos como Matador. “Hang Mr. Kite” es una balada en piano sobre la psicodelia y el estar “arriba”, uno de los temas recurrentes de Pollard en sus canciones.

El eléctrico “God loves us” se ve seguido del single elegido para el disco, “Te unsinkable Fats Domino” que lleva incrustada la firma de los hits de la casa. Ritmos sincopados, melodía perfecta, energía rápida y contenida para ser mejor explotada en el coro. Con lo que sigue, como la breve y bella “Who invented the sun”, firmada por Sprout o la ácida “The big hat and toy show”, compuesta a trío por Pollard, su hermano Jim y Greg Demos, es posible darse cuenta de estar frente a un genuino álbum de Guided by voices.

Uno que no busca colarse a toda costa entre las listas de fin de año con una ambición desmesurada, uno que no busca llegar a sacar 10 puntos en las revistas musicales de moda o siquiera justificar la existencia de una banda mítica en estos tiempos en que la notoriedad de un grupo se resume a una semana de escucha por sus fans, más algunos retuits y viralización para luego quedar en el olvido, o como algo que era tan ‘2008’, por poner un ejemplo de un amigo citando a Kayser Chiefs y porqué los había borrado del I-Pod.

Este Let’s go eat the factory, con su estela cruda y directa, no busca gustar a la primera escucha, tampoco, ni gustar a secas. Guided by voices, a excepción de dos álbumes (Isolation drills de 2001 y Do the collapse de 1999, ambos para TVT), nunca ha buscado integrarse mucho, si no más bien encontrar su propio camino y, sobretodo, hacer lo que mejor saben: rock and roll.

Al escuchar joyas como “Waves” de Tobin Sprout, o “My Europa” de Pollard, en esta edición 2012, se les aprecia y cobija como al escuchar el Alien lanes a mediados de los ‘90. Cuando todo el mundo, excepto unos pocos, te decía ‘¿Guided by qué?’ al nombrarlos.

Epílogo: Si bien han cancelado todas sus giras y presentaciones en festivales como All Tomorrow’s Parties y Primavera sound, jugando un poco el rol del ‘enfant terrible’ del indie rock, y que Greg Demos se cayó, para luego pararse, en una actuación en TV, GBV ya anuncia un nuevo disco para mayo, el que ya está listo, y entrar a grabar otro más que saldrá después. Una broma en una revista española decía que si uno le preguntaba a Pollard cómo era que componía tantos temas, él te respondía cantando…

Disponible en Tienda Sonar en formato CD a $ 12.900 y vinilo  a 15.900. Tienda Sonar está ubicada en Paseo Las Palmas, local 017, Providencia.