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Aparecido en Abril de 1990

Pongamos 2 extremos. En uno, las drogas son motivo de complicación interna (“Cause it’s all about drugs/it’s all about shame/And whatever they want/don’t tell them your name”), en otro, fuente única de diversión (“Son, I’m 30 /I only went with your mother ’cause she’s dirty/ And I don’t have a decent bone in me /What you get is just what you see yeah”). La primera es una señora bien compuesta, con una ligera falta de carbohidratos llamada Aimee Mann que sufre por unas drogas consumidas con exceso de culpa. Del otro, unos pandilleros con exceso de carbohidratos (y alcohol y vaya a saber uno qué más) llamados Happy Mondays que proponen la fiesta desde el escapismo. En la casa del mismo dealer se encuentran y se miran con desprecio. Me equivoco. Probablemente la que mira con recelo es la buena de Aimee, porque los hermanos Ryder no se han dado cuenta ni donde están.

Fue antes de los Gallagher y esa postura barrial orgullosa, pero sensible. Digamos que el aspecto emocional de los mancunianos (y esas letras de “rudeza romántica???) sólo se entienden desde la placidez de un gobierno laborista. Cuando la dueña y señora es Margaret Thatcher, lo único que queda después de pelear contra ella (Billy Bragg, Paul Weller) es hacer un sonoro fuck you y ponerse a bailar. No me hables ni de lucha social ni de melancolía amorosa, cuando es el house el que llena las calles de la industrial y fría Manchester y son otros hermanos llamados Shaun y Paul Ryder, los que entre robo y robo deciden hacer música. Que, a todo esto, también resulta ser un hurto. De los ritmos negros del funk y de las melodías del mejor pop inglés. Y, por supuesto, de una que otra canción de las saquean las líneas vocales sin la menor vergüenza (‘Ticket to ride’ en ‘Lazytis’; ‘Lady Marmalade’ en ‘Kinky afro’). Para qué samplear cuándo se puede usurpar.

Paréntesis. Ahora hablemos de Bez. Que también algo sabía de drogas y pasó de ser “ayudante??? (por buscar algún eufemismo) de la banda a ocupar el rol central de bailarín y percusionista (?). Claro, porque el señor que ves moviéndose con EXACTAMENTE el mismo paso en los videos y actuaciones de la banda, sólo interpretaba las maracas, sin ningún micrófono que diera cuenta de ello. Tampoco hacía coros. Ni hacía las letras. Sólo ESTABA ahí. En la escena creada por el recientemente fallecido Tony Wilson (tan bien retratada en “24 hour party people???) la actitud imperaba por sobre casi todo el resto.

¿Cómo es posible que de la suma de tan pocos elementos se generase un clásico de la altura de Pills ’n’ Thrills And Bellyaches? Sólo la maduración de un estilo con serio riesgo de defunción, la claridad (sólo musical y sólo en ese momento, digamos) de Shaun Ryder y una banda en estado de gracia. Con la capacidad para que todos las bromas funcionasen a la vez, el tercer disco de Happy Mondays superaba los ripios en la confección de los anteriores Squirrel & G-Man…(Factory, 1987) y Bummed (Factory, 1988) para generar un producto macizo, una obra destinada a retratar una época de hedonismo y éxtasis.

De la mano de los posteriormente famosos Paul Oakenfold y Steve Osbourne, Pills ’n’ thrills and bellyaches acercó el sonido de los Happy Mondays al house que ya dominaba las noches del club Hacienda y las raves ilegales. Los retratos del desencanto obrero que se pueden encontrar en textos de Irvine Welsh (Trainspotting) y Hanif Kureishi (The Black album) fueron acompañados en la realidad por la música de unos tipos listos, que captaron como pocos el espíritu de la época. Al son del espíritu festivo y nihilista de ‘Kinky afro’, ‘Bob’s yer uncle’ o ‘Step on’ una generación de crusties pusieron color a una Inglaterra sumida en su gravedad. Por eso también la pronta fecha de vencimiento, que derivó en Shuan Ryder creando una opción más seria (o algo así) con Black Grape. Con Bez en sus filas, por supuesto.

Frente a la avalancha de buenos sentimientos que ha reunido a los más enconados enemigos en largas y (oops) muy rentables giras, podemos distinguir 4 categorías. Extremadamente subjetivas, por supuesto. Están las justificables (Jesus and Mary Chain, Pixies, Dinosaur Jr), las menos justificables (The Stooges, Police), las derechamente sospechosas (Zombies, Big Star) y …los Happy Mondays. Luego de años de renegar frente a esa posibilidad, Shaun Ryder, se junto con el mismísimo Bez y el baterista original para lucrar en una serie de conciertos y realizar el que, para buena parte de la crítica, es uno de los peores regresos discográficos del último tiempo: el desinflado Unckle Dysfunktional. Claro que no son los 90s y estos señores del desenfreno ya peinan canas. Por eso mejor recordamos este Pills ’n’ thrills and bellyaches. Siempre es preferible referir a la borrachera que a la caña.