Lograr que el pop sea obvio puede ser, a fin de cuentas, una virtud que denota ciertas destrezas de cómo hacer música popular y, por lo tanto, es algo que aún no se deja de buscar y que tampoco es menospreciable, puesto que grandes discos almacenados en nuestra memoria funcionan bajo aquellos parámetros. Pero después de escuchar la última entrega de Hot Chip todas esas palabras deben quedar en suspensión. Y es que Made in the dark (2008) es un disco que está hecho para sorprender y establecer un nuevo tipo de norma melómana a tus oídos. La calidad del sonido junto con el evidente trabajo de post producción de estudio (desde los arreglos hasta la textura, pasando por la lírica) están tan trabajados y bien logrados que da la impresión que Abbey Road reabrió sus puertas sólo para estos londinenses.

Esta última placa suena en todo sentido como los discos más consolidados de la historia del rock y del pop. Así de simple. Y claro, lo que logran estos ingleses apostando tan caro y jugando a las melodías difíciles es justamente consolidación y, en tal sentido, sus nuevas canciones son el cierre de grandes trabajos anteriores o, más bien, el comienzo de una gran seguidilla de discos de lujo para la banda. Lo interesante es que si uno averigua un poco acerca de este quinteto lo que se está diciendo arriba no sorprende. En una de sus recientes entrevistas hablan de ciertas influencias que marcan su actual sonido. Y es tan coherente lo que nombran que si uno escucha sus últimos temas recuerda, por una extraña razón, justamente a las que se refieren…sin prejuicios: Black Sabbath y Led Zeppelin, tanto por sus conciertos, su atracción de masas, su intención musical y su potencia. O sea, por su sonido consolidado.

Así de fuerte es lo que Hot chip está expresando: un nuevo concepto musical que justamente se podría llamar sonido consolidado, a fin de cuentas. Pero para ellos no todo fue reproducir en estudio lo que observaron, puesto que aportaron más que imitaron: lograron con sintetizadores lo que Jimmy Page con su guitarra y suplieron recitales multitudinarios por sonido ambiente en sus tracks. Y eso habla del nivel de una buena banda que logra dar con lo que está pensando y con lo que está pasando entre sus integrantes.

Yendo a lo concreto respecto de Made in the Dark, se puede decir que poner a prueba a Hot Chip no dura más que los casi cinco minutos de “One pure thought”, porque si bien no es el tema de apertura, funciona como llave para comprender de qué se habla cuando se dice que este disco está pensado y diseñado sobre un concepto elaborado, que implica una historia, un aura especial y heredada. Por otro lado, quizás lo mas familiar al Hot Chip del afamado disco anterior, The warning (2006, DFA/Astralwerks), se encuentra condensado en el tema “Ready for the floor”, tanto por esa virtuosa manía de Alexis Taylor de irrumpir con su voz repitiendo palabras, como por las preciosas armonías que logra y que casi se pueden ver como capas musicales superpuestas. Con todo, no se puede hablar de polaridades si uno deja correr el disco, pues “Touch to much” se encarga de establecer el hilo conductor y de ponerte al día con Made in the dark, donde el formato de canción gobierna, siempre a su manera y apelando a una melancolía y nostalgia que está ahí desde el minuto que eligieron tal sonido para tal propósito.

Y no dejan de lograrlo. Pasa exactamente lo mismo con “We’re looking for a lot of love???, y no sorprende la coherencia. También hay que decir que este disco es capaz de abrir tus ojos y hacerte mirar a los parlantes como cuando algo realmente inesperado ocurre. Se trata de “Shake a fist???, track que acarrea toda la carga más experimental del quinteto y que encarna perfectamente el sano discurso que versa sobre no caerle bien a todo el mundo, pues algo hay ahí de caos e inteligencia al editar música electrónica que confunde a las orejas más conservadoras y que, por lo mismo, cae tan bien dentro de una obra como Made in the dark. El disco funciona por todos los flancos y es una excelente proyección sonora de una manera de entender el pop. Una sofisticación si se quiere, pero una de aquellas que valen la pena.

Hot Chip abre el año con una literal entrega de algo que procesaron minuciosamente, puertas adentro. “In the privacy of our love” es el nombre del tema que cierra el disco, saque sus propias conclusiones.