En el anecdotario del shoegaze y el dream pop encontramos algunas conexiones con la música en español, como las establecidas por Robin Guthrie de Cocteau Twins cuando produjo a los peruanos Resplandor, o Mark Gardener de Ride, que grabó con Mikel Erentxun. Este año se suma a la lista el nexo entre el cuarteto nacional Inverness y el inglés Neil Halstead de Slowdive, piedra fundacional del estilo al que Rodrigo Jarque viene girándole la tuerca hace una década, si es que consideramos su trabajo solista Monstruos bajo la cama (2006) como parte de la misma cronología que hoy continúa acompañado por Washington Abrigo (guitarra), Ángelo Agurto (bajo) y Patricio Jarpa (batería).

Su cuarto disco juntos, Después de mañana, los saca del ensimismamiento. Aparte de contener “Luz ignota”, la colaboración con Halstead, cuyas distinguibles guitarras fueron una ocurrencia facilitada por el THC, entabla diálogos con otros interlocutores. Tanto la canción que abre, “Cardos al atardecer”, hermosamente ornamentada con cornos, como la que cierra, “Mil ejércitos”, un suspiro de alivio después de tanta densidad, contaron con el aporte electrónico de Leandro Muñoz, el hombre detrás de Leche, un dúo santiaguino de trip hop que, al igual que ellos, forjó lazos internacionales tras capturar la atención de Tricky a fines de la década pasada. Pendiente de la escena rockera de Ecuador, además el grupo invita a Mariela Espinosa de los quiteños Munn a cantar “Respira”, un dueto con Jarque en que ambas partes se benefician del contraste que tejen.

En las canciones donde no intervienen terceros también hay una disposición menos insular que de costumbre. Viniendo de la banda que firmó un disco de asimilación tan lenta como Fuegos distantes (2011), sorprende el despliegue de personalidad llevado a cabo en “Mapa de sombras”, con una dinámica batería y la voz en plena mutación; “En el viaje de las aves migratorias”, de guitarra inusitadamente electrizante; y “Cazadores”, cuyo coro merece plasmarse con aerosol sobre algún muro (“vámonos de aquí y escapemos de lo que nos impusieron desde niños”).

Sin dejar de ser sinónimo de melancolía contemplativa y de progresiones cinematográficas, Inverness encara su segunda etapa, iniciada en Sól (2014), con una actitud distinta, de mayor desplante, pese a que el amor en sus letras de alto vuelo poético sigue siendo un asunto más bien tormentoso y de que Jarque todavía encuentra fascinación en el estiramiento de sílabas (“Medialuz”). Incluso la portada de Después de mañana engancha con otro punto del mundo: es una foto que tomó Rodolfo García, periodista chileno afincado en Suiza que escribió de música en este sitio y tocó en Mostro durante sus primeros días. Gente que conoce a gente se reúne en este disco de confección detallista y ponderosa. Nada mal para un grupo cuyo debut, Illuminaciones (2009), fue concebido durante un período de extrema aislación en el sur de nuestro país y que daba sus primeros conciertos escondido detrás de un telón sin mostrar la cara.