Tras el magnífico When I Said I Wanted To Be Your Dog (2004), Jens Lekman se tomó su tiempo para lanzar su segundo Lp. Night Falls Over Kortedala suena como la perfecta continuación de su anterior disco, o más bien, como si todas las canciones en su conjunto no fueran más que parte de un continuum musical sin divisiones. Lekman sigue haciendo más o menos las mismas canciones que antes pero, curiosamente, sigue sonando encantador.

La encargada de abrir el disco es ‘And I remember every kiss’, canción que pasa de un acompasado fondo de violines a un despliegue orquestal majestuoso de gran pero breve intensidad. Articulando su estructura como un movimiento constante que pasa de un extremo al otro, la canción repite su fórmula de lo suave a lo intenso hasta derivar sin cortes en ‘Sipping on the sweet nectar’. El segundo track no abandona las melodías soleadas y alegres y el ambiente que flota en ambas canciones está cargado de una energía que se apoya en estruendosas trompetas.

En cuanto a las letras, en este álbum el músico sueco sigue alimentándose de sus vivencias personales y en las canciones se pueden encontrar pequeñas historias que alguna vez sucedieron, personas relacionadas con su vida –como su hermana y su muy mencionada amiga Lisa- pero por sobre todo, historias de amor y desamor. El escenario donde se desarrollan es Kortedala, un barrio de la ciudad de Gothenburg y en palabras del propio Lekman, un “infierno depresivo suburbano???.

Dentro del abanico de historias presentes en Night Falls Over Kortedala, ‘A postcard to Nina’ destaca tanto musical como temáticamente. El tema está construido en base a una conversación entre el músico y su amiga Nina, a quien le dice con una suave y comprensiva voz “Nina I can be your boyfriend / so you can stay with your girlfriend / your father is a sweet old man but is hard for him to understand that you wanna love a woman???. La historia tras la canción es que su amiga lesbiana Nina, en vez de decirle a su católico padre que es homosexual, le dice que está comprometida con Lekman: “Oh, God, what I have done, I came to Berlin to have some fun (…) you know I would do anything for love but Nina what were you thinking of????

‘Into eternity’ lleva las cosas un poco más lejos musicalmente hablando, internándose sin miramientos en el tropicalia travestido con arpa y acordeón, pero demostrando que puede pasearse por los terrenos que quiera porque, de una u otra forma, igual termina convenciendo a pesar del shock inicial.

Del amor y el rechazo se encargan de hablar ‘I’m leaving you because I don’t love you’, -que está muy lejos de denotar tristeza sólo tomando en cuenta la música- ‘If I could cry (it would feel like this)’ y ‘Your arms around me’. Quizás también ‘Shirin’, que cuenta la historia de una peluquera inmigrante que trabaja en el Kortedala Beauty Center: “When Shirin cuts my hair it’s like a love affair???. Quizás incluso la portada del disco alude a las amorosas manos de Shirin.

Sería repetitivo insistir en las características de Night falls over Kortedala, pero como última acotación hay que destacar que la voz de Lekman está acompañada en algunos tracks del disco –como en la bella y delicada ‘It was a strange time in my life’- por la de Sarah Assbring de El Perro del Mar y también por Frida Hyvönen. Así la cosa queda entre suecos.