Muchos creímos durante largo tiempo y sucesivas audiciones que algunas de las piezas grabadas por Coltrane en discos como Africa/Brass sessions (1961), The Village Vanguard (1961), Ballads (1962) o Live at Birland (1963), eran parte de su catálogo como compositor de avanzada. Craso error: lo que correspondía realmente ahí era la manera cómo Coltrane siente el jazz. Porque ese material en la disyuntiva terminó siendo repertorio standard, o sea, música del patrimonio del jazz, reconocible, recordable y reinterpretable cuantas veces sea necesario.

Lo interesante que ocurre en álbumes como este Standards (2001), es que al final da lo mismo el tipo de música al que se enfrente un tenorista como John Coltrane, nada estandarizado por cierto: con él siempre va a existir dramatismo y desagarro. Hasta en las canciones de cuna. En cada head, cada línea, cada puente y, por sobre todas las cosas, en cada solo quemante de improvisación, su impronta se impone y todas las canciones, por muy conocidas que sean, se convertirán en música absolutamente nueva. Si Coltrane desarrolla una melodía archiprobada como la ‘Autumn leaves’ de Johnny Mercer, esa ‘Autumn leaves’ por Coltrane puede ser una experiencia adctiva desde el punto cero: ‘Softly, as in a morning sunrise’ y ‘Lush life’, por ejemplo, lo acreditan. Y sobre todo una pieza de autor anónimo como ‘Greensleeves’, punta de lanza del cuarteto de Coltrane en los escenarios del Village Vanguard y el Birdland en Nueva York: Sobrecogedora. Durante la última audición que realizamos sobre Standards nos vino a la memoria un engreído metrosexual-intelectual francés que nos cuestionó. Para el tipo aquel ya no se podía volver sobre la figura de John Coltrane pues “estaba todo dicho”. Al carajo con todo su estilo y modos europeos: con discos como éste, en el siglo XXI y en el XXII también, John Coltrane nos tiene siempre en jaque.