Publicado en septiembre de 1996.

Tras participar en el exitoso To Bring You My Love (Island, 1995), el disco que lanzó a la fama a Polly Jean Harvey (alias PJ), y en la correspondiente gira mundial del álbum, John Parish se junta nuevamente en el estudio con su amiga. Una sutil diferencia con respecto a aquella obra maestra: él firma toda la música y toca todos los instrumentos; ella se limita a cantar. El resultado, Dance Hall at Louse Point, es glorioso y supera todas las expectativas.

La humildad de la Harvey trae buenos frutos, este disco es una joya de elaborar canciones. Es difícil encontrar temas tan intensos como los de este blues profundo, primigenio y salvaje. ‘Civil war correspondant’ es la muestra perfecta: las olas de guitarra en distorsión del inicio se esconden para dar paso a un ambiente desértico y enrarecido, de voces, órganos, y bajo, en los que irrumpe una guitarra slide (digna de Chris Brokaw de Come, un as del blues punk)… como ‘Down by the water’, pero mejor.

Al no tener que tocar, Pj Harvey se desata, y canta como nunca antes: la canción ‘Taut’ es impresionante, su performance está más cercana que nunca al teatro experimental, y se apoya en la quebrada composición de Parish. Lo mismo ocurre con ‘City of no sun’ y ‘Urn with dead flowers on a drained pool’. Por ello, Dance Hall at Louse Point no es un disco tan accesible, pero infinitamente interesante en sus texturas. ‘Un cercle autour du soleil’ y ‘Rope Bridge Crossing’ son ejemplos más plácidos y ensoñados de cómo llevar el blues a las nubes bajo un sol de hierro.

Al parecer compuestas durante la gira de To Bring You My Love, las canciones de Dance Hall at Louse Point traen anotado el lugar donde fueron escritas (Tokio, en Japón; Módena, en Italia y Dorset, Inglaterra). ‘Is that all there is’ (versión del clásico popularizado por Peggy Lee que canta: “si es todo lo que hay, amigos míos, rompamos el trago y tengamos un niño”) y ‘That was my veil’, pueden caber perfectamente entre lo mejor editado por la diva británica, así como este disco.

Dada la firma de John Parish, y no el típico PJ al inicio del nombre del álbum, Dance Hall at Louse Point ha sido generalmente pasado por alto, a lo que se suma su lado indomable en las estructuras y sonidos. Sin embargo, es quizás el punto álgido en la carrera de dos músicos que se entienden de maravillas apenas se ponen a cantar y tocar juntos. Este es uno de los álbumes más arty del los últimos lustros: ya nada importa si no que todo significa. Expresionismo puro.