Atrás quedaron los días invernales y angustiosos de Julie Doiron. Hoy se abre la luz otoñal y sólo queda una sutil nostalgia que incluso podría evocar una sonrisa leve de “así es la vida”. Más intensa y hasta con sugerentes toques rockeros, la ex bajista de Eric’s Trip hoy se regocija con el esquema pop sin nunca perder esa tensión que la hace ver tan dulce y amarga al mismo tiempo, como en el tema “Lovers of the world” que, con una percusión desajustada pero vibrante (como Jim White con Nina Nastasia), termina por encantar a la primera escucha.

Las guitarras, los bajos y la batería, elementos cruciales para construir la música de la canadiense, van desde sus versiones más acústicas hasta la irrupción de cuerdas eléctricas en “Consolation Prize”, donde se acerca brillantemente a los Stereolab de la primera mitad de los ’90. Ese lugar intermedio entre la sofisticación franchute, la hipersensibilidad Belle and Sebastian y el escozor depresivo de Cat Power que hereda ese espíritu grunge pero en su versión intimista, son los que le confieren a Doiron un sonido tan peculiar que con sólo oír un par de acordes se le identifica al vuelo.

Nadie más puede tener esa voz desajustada, desganada de la vida pero con una energía extraña que aparece de vez en cuando para expresar su desolación, su desacuerdo con la existencia. Basta ir hasta Broken Girl (Sub Pop/Sappy, 1996), Julie Doiron and the Wooden Stars (Tree/Sappy, 1999) o Goodnight Nobody (Jagjaguwar/Endearing, 2004) para comprobarlo, aún cuando ya en Woke Myself Up (Jagjaguwar/Endearing, 2007) los destellos de luz de los que hablábamos comienzan a florecer, estableciendo un punto intermedio entre esa ensoñación del inicio de su carrera y los ritmos más intensos (con banda incluida) de sus últimas jugadas.

MP3: Julie Doiron – “Consolation prize”

VIDEO: Julie Doiron – “Heavy snow”
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