Mucho se dijo y escribió sobre Last exit (Domino, 2004), el debut de Junior Boys hace un par de años atrás. No obstante, fueron muy pocos los que atendieron a la nobleza de sus canciones (sí, canciones) y demasiados los que repararon en la ingerencia de Johnny Dark, el miembro que se fue antes que el dúo se hiciera conocido y que se supone era el “genio??? compositivo, mientras que Jeremy Greenspan era “apenas??? la voz y rostro para las portadas.

Para So this is goodbye ya no cabe más la sombra de Dark y es –un poco más– claro entender cuáles eran sus verdaderos aportes a la suma total. Todo el vértigo rítmico de Last exit se difumina a favor de canciones (sí, canciones) construidas casi como mecanismos de relojería y sobre las cuales la voz de Greenspan, secundado por Matt Didemus, les da un toque evocativo y afectado que sin pudor remite al synth pop pero que no resulta de ninguna forma un mero ejercicio revivalista. Es aquí entonces donde se aprecia la línea que separa a Junior Boys de la legión de evocadores de los 80s que arrecian. Mientras muchos se atienen simplemente a reproducir formas y cortes de pelo, lo del dúo canadiense remite al espíritu futurista que movió a las mentes más inquietas de aquella época. Por lo mismo, las diez piezas de So this is goodbye resultan una suerte de pop del futuro, llenas de detalles digitales y sonidos perfectos sobre los cuales Greenspan hace las veces de un crooner frío y distante.

Mención aparte son el single ‘In the morning’, junto a Andi Toma de Mouse on Mars, que desentona –en el mejor sentido del término– con la lánguida atmósfera del álbum gracias a un ritmo machacante y pegadizo, y el penúltimo track (‘When no one cares’), balada interpretada habitualmente por Frank Sinatra a fines de los 50s y que sigue aquí conservando la melancolía con la que fue concebida originalmente.