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Tras Drum’s Not Dead (Mute, 2004), la banda neoyorkina no volvió a ser la misma. El ritmo danzable de sus primeros dos discos, un asalto al pop de formas regulares, desapareció casi por completo tras un registro más lacónico, que dio pie para hablar de Liars como un grupo menos adolescente y más serio. Aquella banda experimental que gritaba y atacaba con su rock lacerante, más cerca del punk vestido con sintetizadores, drum machines y contubernio de guitarras y agudos alaridos, exigía una reinterpretación del sello experimental-arty que habían construido, explorando en el silencio, los tiempos muertos y un ritmo más litúrgico.

Esta cuarta placa, titulada acertadamente con el nombre de la banda, viene a conciliar las distintas fases melódicas de Liars. Desde su primera canción, es evidente una intencionalidad más expresiva por los sonidos sucios en un primer plano, bajo el pulso duro del post-punk y la energía vibrante. ‘Houseclouds’, el segundo track, muestra la faceta más suave y amable del grupo en todos sus discos, creando ritmos pegajosos y prefiriendo los coros de ribetes taquilleros. Por otro lado, es una faceta completamente natural, un desliz de estilo que no los desconcentra de sus frías intenciones. El resto de las canciones demuestran aquel ritmo vacilante, extraño, lleno de ecos y compañero de Jesus & Mary Chain, My Bloody Valentine e inclusive Pixies. Y entonces asoma la particularidad de este trabajo. Hay una búsqueda desinteresada que abre nuevos matices, permitiendo momentos entusiastas, muy rápidos, sin ser incendiarios, y un ánimo melancólico que empapa gran parte de sus fracturas. Drum’s not dead no dejaba libre esa vocación, pero hubiera sido imposible desarrollar esta personalidad sin atravesar aquel viaje introspectivo.

Tal como Deerhunter, Liars se afianza como una banda de sensibilidad pop cuyos recursos están a la mano y son de otras épocas, pero que logra bajo una mezcla atemporal, aguerrida, y también distante, un resultado genuino en su contexto. Un disco escéptico, que no quiere deslumbrar, pues sus canciones funcionan mejor desde un diálogo personalizado.