Aparecido en 1995.


Estar en una banda de surf rock te coloca en una verdadera encrucijada vital. ¿Qué es lo que efectivamente esperas del negocio musical? ¿Es la ambición (comprensible y envidiable, por lo demás) del sexo, las drogas y el rock ‘n roll, lo que verdaderamente te anima? ¿Es, acaso, tu presencia en las paredes de millones de adolescentes el símbolo final de tus sueños cumplidos? Porque si es así, definitivamente te equivocas al ingresar al proyecto de ese freak que ha evitado el sol durante temporadas en su pieza sólo para tocar como Dick Dale. No como Eddie Van Halen, Johnny Marr, Joey Santiago o cualquier guitarrista a reivindicar en el “nicho de mercado??? que te toque. Porque más encima, cuando le dices que sí (porque las ofertas tampoco se apilan en tu puerta, aclaremos), te propone hacer surf instrumental y cubrir tu rostro para siempre. O sea, esto es para verdaderos amantes de la música. Y de las máscaras de lucha mexicanas.

Comencemos por aclarar que de misteriosos sólo tenían las máscaras, Los Straitjackets. Esta banda de Nashville con 15 años de trayectoria, presentaron desde el inicio sonidos e intenciones tan claras como el violeta de sus elegantes trajes. Acá no está la imaginería extraterrestre de los fantásticos Man or Astroman? o la herencia punk de Shadowy Men on a Shadowy Planet, sino por el contrario un sonido pulcro, más cercano a la raíz del surf instrumental (entiéndase The Ventures o The Shadows), bajo el simple apostolado de entretener a su público. Sesudos discursos e interpretaciones sobre la cosmología mexicana tras las máscaras o sobre ese español tipo Benicio del Toro que utilizan en las entrevistas y los directos, guardarlas para un grupo con más ambiciones. El autodenominado “America´s instrumental rock ‘n roll combo???, en su eterna gira por clubes, conoce de sobra su lugar en la historia.

Aunque iniciaron su actividad en 1988 como The Straitjackets, sería recién en 1994, con el artículo “Los??? antecediendo al nombre y con la dupla compositiva de Danny Amis y Eddie Angel en las guitarras, que comenzaría la historia definitiva de la banda. El sorprendente cóctel entre música surf, iconografía de lucha libre mexicana y coreografías en vivo que ya se las quisiera Kiss, generaron el interés suficiente como para que su primer registro profesional se transformara en The utterly fantastic and totally unbelievable sound of Los Straitjackets, carta de presentación y calco a seguir por los siguientes 7 discos. Por acá encontramos todas las señas del grupo: los ejercicios de estilo de “Gatecrusher” (primer single del grupo), “Tailspin” o “Carhop”, garage en “Rampage”, baladas a lo Cliff Richards en “University Blvd” e incluso ciertos aires lounge y bluseros en “Della street” y “Lynxtail”. Todo lo que ha venido después se parece sospechosamente a este primer disco. Bendita sea.

El que plantee que el surf rock es el género musical más democrático, dice una verdad del porte de una casa. Pensemos en el creador: con dos guitarras, bajo, batería y un arsenal de conocimiento (antes) inservible sobre películas serie B y/o alienígenas, se pueden hacer muchas cosas. Luego pensemos en el receptor: es imposible equivocarse con el disco adquirido, porque esencialmente todos se parecen entre sí. Los Straitjackets cumplen con esa norma, con algunas pequeñas excepciones. Manteniendo la regla se encuentran discos maravillosamente intercambiables como Viva! (Upstart, 1996), The velvet touch of the straitjackets (Yep Roc, 1999), el imprescindible registro en vivo Damas y caballeros! (Yep Roc, 2001) y Supersonic guitars in 3-D (Yep Roc, 2003); mientras que entre las “variaciones??? se encuentra un disco con vocalistas invitados llamado Sing Along with the Straitjackets (Yep Roc, 2001) y un par que ponen a prueba TODO el sentido del humor del respetable: uno de versiones twist con un grupo de variete llamado las World Famous Pontani Sisters (Twist Party! de 2006) y Rock en español vol.1 (Yep Roc, 2007), donde hacen covers de covers mexicanos de los años 60’s (¿se entendió? Difícil, ¿cierto?).

Con tales movidas estilísticas nadie podría pensar en un plan maestro de dominación mundial, aunque muchos nos preguntamos por qué su versión de “My heart will go on” de Celine Dion o hitazos de la calaña de “Tempest” no han reventado los charts. Algo de justicia ha ocurrido en México donde han inspirado a una legión de seguidores representados en bandas como Lost Acapulco o Señor Bikini. ¿De fama y fortuna, me estás hablando? No necesariamente. ¿De prestigio en el mundillo crítico? Poco. Si esto no es amor a la música…

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