Lotus Plaza – Spooky action at a distance (Kranky) Claudio Salasmayo 18, 2012Discos6 comentarios De alguna manera, Lotus Plaza es a Lockett Pundt lo que Atlas Sound a Bradford Cox. O sea, los proyectos paralelos de la banda estadounidense Deerhunter. Si bien ninguno iguala el nivel de esta última, son trabajos, por lo menos, interesantes. De ahí la probabilidad que un auditor atento que escuche por primera vez a Lotus Plaza y no sepa de esta conexión, se ponga suspicaz ante la similitud de su sonido con el de la banda nodriza. Y esto es natural debido a que en ambos proyectos el tratamiento de las guitarras es la marca de la casa: trabajados (y simples) arpegios y riffs, feedbacks impecablemente elaborados e infatigables loops se combinan para crear borrosos y canábicos pasajes en los cuales el shoegaze y la sicodelia se funden todo el tiempo. Las baterías acompañan, y se concentran en seguir un patrón definido que servirá para acentuar el carácter hipnótico de Lotus Plaza. Las canciones de Pundt tienen una esencia pop y un aspecto cantabile que se descubre bajo el enjambre de filtros, reverberaciones y ecos. Spooky action at a distance, el disco que nos convoca, fue grabado en Detroit en 2011, y es concientemente más directo y menos hermético que su predecesor, The floodlight collective. Lockett decidió airear de tanto efecto sus composiciones (¡imaginen qué queda para The floodligh collective!), para que ganaran en cuerpo y personalidad, y pudieran ser interpretadas en vivo tal cual fueron grabadas. En Pundt puede advertirse un camino que músicos y compositores indie transitan a menudo: desde una etapa de distorsiones y pedales desbocados, y en que el logro de la atmósfera sonora es central, en desmedro de, por ejemplo, un tratamiento vocal más acabado –a menudo ocultando una cierta inseguridad del cantante en sus medios- se pasa a una segunda etapa en que mejora la confianza, se valora más la canción en sí misma, liberándola (un poco) de ruidos y capas de sonido, y se perciben letras más personales y directas. En cuanto a Spooky…, su primera canción propiamente tal, “Strangers”, da la nota para el resto del álbum. Su ritardando final da inicio a los lisérgicos pasajes que se repetirán a lo largo del disco. Junto a “Out of touch”, fueron compuestas con una kid’s drum set comprada en una tienda de descuentos (¿indie en estado puro?). En “Jet out of the tundra” la disonancia del piano respecto de la armonía rememora por momentos a Stereolab, de quien Pundt se ha declarado fan. “Dusty rhodes” es la canción pa la polola, con imágenes líricas amables e íntimas. “Remember our days” y su pulso krautrockero está dedicada a la abuela muerta durante la grabación. Y “White galactic ones” parece haber salido de un manual de My Bloody Valentine. Y por último, “Black buzz”, la canción que cierra el disco, plantea una serie de interesantes conjeturas. Musicalmente es simple, despojada, y fue compuesta pensando en la cadencia y reverberancia cowboy de Lee Hazlewood, pero resultando en algo bien distinto. Los teclados finales hacen pensar en lo dicho por Pundt en cuanto a que estaba harto de las guitarras, lo que es paradojal si se piensa que es la principal característica de Lotus Plaza y Deerhunter. Más aún, en la misma entrevista, señala que es su mejor canción hasta la fecha. Y si pensamos que Pundt es el autor de Desire lines, uno de los máximos himnos indie en lo que va de siglo, entonces estamos ante un dato no menor. Estirando el elástico, ¿podríamos esperar en el futuro cercano una versión más synth de Deerhunter? Dada la volatilidad de la música actual, lo más probable es que no ocurra nada extraordinario y que en un tiempo más escuchemos este tipo de discos con nostalgia o mero ánimo revisionista. Pero también cabe la posibilidad de estar ad portas de una nueva vertiente de la música pop de los siguientes lustros. Ojo con este tipo. Disponible en Tienda Sonar en formato CD a $12.900. Tienda Sonar está ubicada en Paseo Las Palmas, local 017, Providencia.