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De una forma u otra los suecos siempre saben cómo dar una vuelta de tuerca al pop y encontrar ese equilibrio entre experimentación demencial y sugerentes melodías pegajosas. Desde The Knife hasta Robyn, pasando por Laleh y los más singleros The Cardigans, el pop parece ser uno de los componentes esenciales de la música escandinava de exportación.

Lykke Li es una de estas preciadas muestras y su disco debut Youth novels la avala. La delicadeza de su voz y el refinamiento de sus melodías nos harán pensar en la cantante Stina Nordenstam, noruega que aún no ha recibido el lugar que le corresponde por ser una de las mejores cantautoras escandinavas. Sin embargo, a diferencia de Nordestam, que se mueve por senderos rockeros más bien sombríos, haciendo guiños al jazz y a la música de cámara, Lykke li está más cerca del free folk y de juegos rítmico luminosos, más lúdicos y hasta con una cuota de felicidad y de ligereza. Esa misma suavidad, agudeza y fragilidad que va resquebrajándose a medida que las percusiones y las cuerdas construyen el hit del disco, “Little bit???.

Las bases de teclados, sintetizadores y de una serie de elementos y ruidos que acompañan a las guitarras, que parecen ser la médula de su música, no temen ingresar en los coros con libertad, acelerando el ritmo y proponiendo nuevas melodías. Esa cierta libertad es la que hará ver a Lykke Li como una hippie-trónica en algunos momentos, o simplemente como una niña de cinco años gimiendo como duende, en otros. Por eso es que el debut de Li promete, pero quizás más de lo que ella puede dar por el momento, aún cuando hay un par de temas memorables dentro del disco.

Se rescata el intento de desvincularse de la imagen de diva pop-folk que cultiva Feist, por ejemplo, sobretodo cuando Lykke Li incluye enormes espacios de música para que los instrumentos tomen protagonismo por sobre la voz. El único peligro de Youth novels es que, en algún punto, los recursos se agotan, las melodías decaen y dan ganas de presionar ‘stop’.