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Ante un álbum como el debut de María Perlita es conveniente mantenerse escéptico, al menos en un principio. Las descripciones como “folk de cuerdas”, “soft pop” o “experimentaciones melódicas” actualmente son tan vagas como calificar a una banda de indie o de pop-rock. Y es que dicha descripción podría estar al servicio de cualquier proyecto que haya recurrido al estilo melódico-meloso, porque es lo más fácil y funciona. El paso siguiente es pedirle a su amigo sonidista que le agregue efectos, pajaritos, ruido de olas y naturaleza para producir la magia, la clave secreta para lograr la sensibilidad evocada una y otra vez por la precariedad creativa típica del cliché popero naïve efectista. La pregunta importante en estos casos es, dentro del pastiche, ¿qué es lo que el nuevo producto nos ofrece? Muy bien, pues María Perlita tiene varios ases bajo la manga en este debut, Panc.

El disco se inicia con el single ‘Aquí y ahora’, cuyo videoclip fue dirigido por la cineasta nacional Antonia Rossi. Ruido de mar como telón de fondo, cuerdas tensas y una voz dulce pero desencajante avecina un viaje sonoro que, a pesar de no poseer correctas decisiones en todo momento, alberga una gran capacidad de conmover a través del ritmo y de la lírica. Así es como las siguientes canciones irán confirmando esta teoría, demostrando, en efecto, lo que en el primer hit sólo estaba en potencia porque para ser honestos, ‘Aquí y ahora’ podrá ser un buen tema, pero le falta bastante para llegar a ser un single con peso y carácter. No ocurre lo mismo con ‘Náufrago’ o ‘Gitana’, temas en donde la chilena da cuerda suelta a su capacidad de estremecer con guitarra y voz, pudiendo llenar el espacio sonoro desde la precariedad y demostrando un talento del que pocos pueden hacer alarde. ‘Náufrago’ es, musical y poéticamente, superior al single, de modo que paulatinamente a medida que avanza el álbum vamos ingresando al universo de Panc, sobretodo en esos “uhu uhu uhu uhu??? que María Perlita va deslizando sobre soberbios punteos de guitarra luego de haberse declarado incapaz de expresar verbalmente aquello que le acontece. Una sencillez femenina y con carácter que alcanza a momentos una atmósfera de gran belleza.

Luego, con “Gitana??? el asunto se pone más interesante aún; intensa y desabrida se sumerge en un espacio sombrío que, si tuviese un poco más de matices y de juegos de volumen, podría llegar a ser avasalladora cuando entona “que mala mujer yo, contigo fui. No pude hacer feliz, yo, a tu corazón triste???. Aún en ese momento María Perlita se balancea en la cuerda floja, moviéndose entre la sensibilidad estándar y un trabajo verdaderamente envolvente y certero. Con ‘Una capa’, definitivamente se decide por esta última línea y acelera el ritmo. Por fin logra en esta canción sonar pulcra, precisa y con alma pop, configurando la mejor canción del disco: condensa en la estrofa y desplaza en el estribillo, maneja los matices en la voz y se reserva los adornos innecesarios, al igual que en la siguiente ‘Cuidado’, en donde entona “A veces las palabras se me escabullen en este charco que nadamos … nada queda aha aha???. Una lírica preciosa y que nuevamente hace alusión a los límites del lenguaje y a la incapacidad humana de decir y nombrar las cosas tal cual ocurren en realidad, una angustia que la cantautora traspasa a través de la sutileza de su música.

Sin embargo, en ‘Estamos aquí’ y ‘Corazón de pebre’ María Perlita regresa al oscurantismo creativo y musical que ‘Aquí y ahora’ evidencia: problemas para resolver los coros, melodías que se quieren suaves pero que tropiezan, exceso de adornos y “ruiditos??? que si bien le dan un toque a la música de la intérprete, aún no logran ingresar orgánicamente a las canciones, como sí ocurre efectivamente en el último disco de Feist o en los temas de Camille.

A primera escucha pareciera que le falta instinto pop, aun cuando intuición y manejo con la voz y la guitarra posee de sobras. Sin embargo, cuesta que alcance con soltura el nivel de armonía de las canciones inicialmente comentadas, temas que efectivamente dejan huellas en el inconsciente del oídor. La capacidad de envolver, estremecer, oprimir la garganta e impregnar al oyente de un ritmo mágico, como lo hace Stina Nordenstam, está suavemente delineada en Panc. Por ello, María perlita se inserta en esta lista de cantautoras que se encuentran en el punto intermedio entre la experimentación sonora y la melodía digerible, punto del que la chilena se desvía en ciertas ocasiones.

Y es aceptable; un debut debe contener esas ansias de probar cosas nuevas, de pasearse por terrenos más herméticos y volver a la suavidad de un coro bien interpretado. Pero acá, en muchos de los pasajes se hecha de menos una densidad sonora mayor. El tema final ‘Me cuido’ supera todas estas trabas y corrobora el talento de uno de los debuts femeninos interesantes del panorama nacional. Panc es un disco bello, que con timidez puede llegar a romper los prejuicios que tantos cantautores mediocres, que se quieren sensibles, han ido sembrando en el público.